Mariano de Meer, el niño que contaba historias

El número 6 de la calle del Parque de Huesca no tiene solo una historia, sino cientos. Todas han surgido del escritor oscense Mariano de Meer, el tercero de cuatro hermanos, que la habitaron en su infancia. “Detrás de nuestra casa había un pequeño campo, una especie de huerto, donde jugábamos mucho”, relata De Meer. Y también había “un pozo, al que bajábamos, aunque sabíamos que era peligroso y donde contábamos historias de miedo”. Y recuerda también jugar “a las tiendas”, con los pequeños frutos y flores que recogían allí.

Comenzó su formación en el colegio San Viator, donde disfrutaba de las actividades especiales que realizaba el centro, como ‘El curso más deportista’ o el día de la celebración del día del patrón.

Y por fin llegaban las vacaciones de verano, que pasaba en Villanúa, donde a su familia, ya numerosa de por sí, se unía a la también muy numerosa familia materna, entre tíos y primos. “Tengo unos recuerdos muy buenos de aquella época, de hacer excursiones, de ir a nadar a la piscina, al río...”, comenta.

Junto a sus hermanos nunca faltaban los momentos divertidos en casa, donde disfrutaban además “haciendo imitaciones, en un espectáculo tipo Cruz y Raya, donde uno de mis hermanos me entrevistaba y yo hacía a los personajes”.

La adolescencia y primera juventud le llevaron a estudiar BUP y COU en el Colegio Altoaragón. Allí, conforme avanzaba en sus estudios, llegó un “giro en la trama”, propio de una de sus novelas. “Empecé ciencias puras, pero se me atragantó la Física y pensé que tenía que tirar por letras. Me había gustado de siempre leer y escribir y me pasé a COU de letras puras y ya pensé que quería hacer Filología Hispánica”, relata.

Antes de llegar a la Universidad y fruto del estudio de Lope de Vega y el teatro del Siglo de Oro español ya surgió una de sus primeras obras de juventud, ‘La comedia sin tragedia’, donde mezclaba “cosas divertidas y cosas muy melodramáticas, muy trágicas”.

Ya en la Facultad surgió el germen de la que sería su primera novela, “Intrusos de papel”, en la que personajes de la literatura clásica como Don Quijote o Romeo, ven cambiar su propia historia, la que todos conocemos. Como profesor de Lengua y Literatura vivió la experiencia de enseñar fuera de su tierra, en concreto en Sevilla, de 2000 a 2003, de donde pasó a Macael (Almería) entre 2003 y 2009. El siguiente curso ya fue como profesor en el IES Pirámide de Huesca, en la sección de Almudévar, donde continúa hoy e inició un grupo de teatro que pronto regresarán a los escenarios tras el obligado parón por la covid.

Pero antes, hubo un nuevo paréntesis en el exterior, más allá de Andalucía esta vez, en concreto en EE. UU. donde fue profesor dos años, de 2014 a 2016, en West Hampton, al oeste del estado de Massachussets y donde surgió otra de sus novelas, “Mi cita con Mark Twain” (2018).

La vida ahora transcurre apacible en Huesca junto a su mujer, Esther, con la que se casó en octubre de 2020, y el deseo “de que por fin nos quitemos de en medio esta situación -en referencia a la pandemia- y podamos vivir, disfrutar todos de un poquito más de paz, de las pequeñas cosas, que lo importante”.