GUERRA EN UCRANIA
David Ruano: “Va más allá de una invasión y puede acabar en ocupación”
El profesor de la UZ desgrana el conflicto ucranio
La invasión de Ucrania no se podría haber evitado porque “detrás de todo siempre está el gas” y el control que Rusia quiere seguir teniendo en países del este que se han acercado a Europa a través de la Asociación Oriental, creada en 2009, entre los que se encuentra Ucrania.
David Ruano, profesor de Derecho Constitucional del campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza, expone este planteamiento y apunta que “existe una gran cantidad de intereses que se han ido generando por cada una de las partes, no a nivel estrictamente territorial, donde se está produciendo el conflicto, sino a otros que subyacen a nivel geopolítico y económico respecto al territorio de Ucrania”.
David Ruano sabe de lo que habla ya que también es especialista en Derecho Europeo e Internacional e investiga el proceso de acercamiento político y de integración económica con la Unión Europea de países del Este de Europa, como Georgia, Ucrania o Moldavia.
El origen de este conflicto entre Rusia y Ucrania, afirma, “hay que entenderlo mucho antes incluso que el Euromaidán o Revolución de la Dignidad”, una serie de manifestaciones y disturbios de índole europeísta y nacionalista que tuvieron lugar en Ucrania a finales de 2013 y principios de 2014 y que derrocaron al presidente electo Víktor Yanukóvich.
El experto advierte que “siempre hay que contextualizar”. “Aquí estamos hablando de una tensión que se viene a producir, principalmente, entre la UE y Rusia por los intereses respecto a determinados países que tradicionalmente se han podido considerar bajo la órbita rusa, especialmente tras la desintegración de la Unión Soviética”, explica.
David Ruano se remonta a esta época y expone que “cuando tienen lugar unos acuerdos, a mediados de los años 90, a través de los cuales algunos de esos países de una manera decidida emprenden un camino de integración política y económica que deriva precisamente en la adhesión en 2004 a la UE. Y empieza a generarse en Rusia una tesis para justificar desde un punto de vista filosófico e ideológico el por qué la influencia rusa debe seguir en estos países”.
A la par, este pensamiento pretendía garantizar “la estabilidad económica de Rusia, en base al mantenimiento de los intereses que giran en torno a los sectores del gas y el petróleo, fundamentalmente”.
Por lo tanto, plantea: “¿Que se haya podido evitar la invasión de Ucrania? Lógicamente no, esta es una política premeditada, que no solo afecta a Ucrania sino al resto de estados que conforman la Asociación Oriental de la UE”.
Desde esta idea manifiesta que “aquí lo que está en juego es el hecho de que pueda continuar esa política de integración exterior de la Unión Europea respecto a estos países o, si por el contrario, dada la intensidad del conflicto, esto va a suponer un punto de inflexión”.
Así, considera que Rusia no pretende ni mucho menos dejar de tener influencia en esas zonas geográficas en las que tradicionalmente su poder era “indiscutible”.
Se trata, añade, de un “tema muy peliagudo porque ahora mismo nadie sabe cuáles son los planes de Vladímir Putin. Esto va más allá de una mera invasión y puede terminar en ocupación, la diferencia es que la ocupación lo que implica es que se establezcan ya estructuras de poder y de administración en el territorio. Esto no lo va a permitir la Unión Europea”.
Y señala que no se sabe cuáles son los planes de Rusia, pero sí que haya que encuadrarlos en geopolítica: “¿Que qué puede ocurrir? Ahora mismo está abierta la posibilidad de todo”.
Sin embargo, tomando como ejemplo la invasión que sufrió Georgia en 2008 por parte de las tropas rusas, expone que la operación en Ucrania “puede ser una incursión de unos 10 días. A Rusia no le interesa mantener un conflicto armado largo, en el sentido más estricto de la palabra, esto ya afecta en el ámbito económico y en el social, también dentro de su propio territorio”.
