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Nieves Doz: “Nos hemos sentido desde el minuto 1 apoyados por Huesca y su provincia”

La altoaragonesa, presidenta de Down Huesca y vicepresidenta de Down España, trabaja por los derechos de las personas con discapacidad intelectual

Nieves Doz
Nieves Doz
Pablo Segura

Hace más de 30 años que se puso al frente de Down Huesca y desde entonces no ha parado de reivindicar con mucha energía, entusiasmo y trabajo mejoras para estas personas. Su tesón le ha hecho merecedora de infinitas distinciones, como la de Persona Amiga de la Infancia en Desarrollo. Down Huesca también atesora La Pajarita de Oro que le entregó DIARIO DEL ALTOARAGÓN, entre otros premios.

¿Qué supone para usted ser altoaragonesa? Creo que es usted de Cerler...

—Sí, soy de Cerler, para mí supone un orgullo el ser altoaragonesa natural de Cerler, un pueblo precioso con una altitud de 1.540 metros, al cual acudo siempre que me es posible.

¿Qué oportunidades ofrece la provincia de Huesca a las personas con síndrome de Down?

—Todas, al ser una provincia con localidades no muy grandes, las posibilidades de inclusión y normalización de las vidas de nuestros jóvenes son mucho más sencillas que en una gran ciudad.

¿Qué aporta la Asociación Down Huesca al Alto Aragón?

—Intentamos aportar los apoyos necesarios para normalizar la vida de estas personas, aunque nuestra visión es igualdad de oportunidades, vivan en un pueblo pequeño o en la capital, pese a las dificultades y costes añadidos que esto genera.

¿Cómo fueron los comienzos de la Asociación Down en Huesca? ¿Qué recuerda de aquellos años?

—Complicados, ilusionantes, con mucha energía y trabajo. Recuerdo la cantidad de reuniones con las familias, las visitas realizadas a las distintas administraciones públicas… con las dificultades que conlleva un nueva entidad en este nuestro sector.

¿Cuántas sedes tiene la Asociación en la provincia y cómo desarrolla su labor en el territorio?

—Prestamos servicios en Huesca, Barbastro, Monzón, Sabiñánigo, Fraga y Boltaña, así como actividades lúdicas en Fonz, donde se ubica nuestro futuro Albergue Escuela de Vida Independiente. El trabajo lo desarrollamos con profesionales ubicados en las distintas zonas de influencia, por el desarrollo de algún proyecto se desplazan los profesionales de algunas sedes a otras. Cada sede tiene una estructura profesional fija y el apoyo de las familias.

¿Se ha sentido arropada a lo largo de su trayectoria por los altoaragoneses?

—Siempre; de hecho somos la entidad hasta la fecha, que más votos recibió en todas las ediciones de Altoaragoneses del Año, por lo que nos concedieron una Pajarita Especial en el 25º aniversario. Nos hemos sentido desde el minuto 1 apoyados por toda la sociedad de Huesca y su provincia. Desde aquí deseo trasladar una vez más nuestro agradecimiento. Esta percepción es compartida por todos nuestros jóvenes a diario.

Usted ha destacado por su entrega y dedicación a quienes tienen síndrome de Down, ¿ha sido fácil avanzar en los derechos de estas personas?

—No, ha sido francamente complicado y en algunos aspectos lo sigue siendo, a pesar de estar perfectamente desarrollados en la Convención Internacional de Los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificados por España en 2008.

¿Qué aspectos le quedan por conquistar en su lucha por la defensa de las personas con síndrome de Down? Me refiero a aspecto de inclusión o de calidad de vida…

—La normalización total y absoluta del colectivo que represento.

Cuenta usted con muchos reconocimientos, ¿cuándo echa la vista atrás, se siente orgullosa de lo que ha conseguido?

—Muy orgullosa, han sido muchos los reconocimientos individuales y colectivos recibidos en estos más de 30 años. Pero sin lugar a dudas el mejor reconocimiento es la gran evolución del día a día de nuestros jóvenes.

¿Cuál ha sido su mayor gratificación o premio a lo largo de estos años?

El ser cada día más y más fuertes. (familias y jóvenes, trabajadores, voluntarios y la sociedad en general).

Por último, ¿qué pediría a los altoaragoneses para seguir avanzando en inclusión?

—La aportación individual de su granito de arena día a día en el entorno que tenga, para normalizar la vida de las personas con Síndrome de Down y de las personas con otras discapacidades intelectuales.