Huesca

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Fernando Alvira Banzo: “Huesca tiene características de mundo por los entornos que la conforman”

Con una larga trayectoria como docente y pintor es vicepresidente primero de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis

Fernando Alvira Banzo.
Fernando Alvira Banzo.
Pablo Segura

El oscense Fernando Alvira Banzo ha dedicado 50 años de su vida a la docencia, 30 de ellos en la Universidad de Zaragoza (1985-2015), 10 en Bachillerato (1975-1984) y otros 10 en estudios primarios (1965-1974). Destaca su trabajo artístico como pintor, con más de cien exposiciones entre individuales y colectivas (la primera en 1968 en la DPH). Dirigió durante 20 años y seis meses el Instituto de Estudios Altoaragoneses, donde desde 2001 coordina la colección Monumenta. Es miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis desde 1992, siendo actualmente su vicepresidente primero.

¿Qué es el Alto Aragón para usted?

—Es mi rincón del mundo al que pude volver definitivamente en 1976. El espacio en el que nací y en el que he vivido desde ese año. Un espacio que tiene características de mundo por la variedad de entornos que lo conforman. Desde el desierto, a la más alta montaña.

Defina al altoaragonés.

—No creo que pueda definirse al altoaragonés en una sola frase. De la misma forma que el Alto Aragón tiene una envidiable diversidad geográfica, la idiosincrasia de sus gentes presenta una pluralidad evidente. Aunque la tenacidad creo que es compartida por los habitantes de esta provincia con independencia de las coordenadas geográficas en las que le haya tocado vivir.

Como pintor, ¿qué reflejo tiene la provincia de Huesca en su obra?

—Decidí muy pronto que el entorno más próximo a mi ciudad iba a ser el asunto fundamental de mi trabajo de pintor. Colaborar con el Heraldo de Aragón en los primeros años ochenta con una serie de dibujos a pluma, los Rincones del Alto Aragón, me hizo recorrer la provincia de arriba abajo y darme cuenta de las infinitas posibilidades que nuestra tierra tiene para cualquier trabajador de la pintura.

¿Qué escenario prefiere para pintar un cuadro de la provincia: el Pirineo, la sierra prepirenaica, el Somontano o Monegros? ¿Por qué?

—He de reconocer que el Pirineo me ha impresionado demasiado hasta hace no muchos años. Me producía cierto temor… lo veía excesivo. Lo vencí, al menos en parte, recién jubilado de la Universidad, con una serie de acuarelas que titulé ‘Cien ventanas al Pirineo’, obligándome a una diaria durante cien días…

La primera sierra me ha gustado más como tema y sus sotomontes, por descontado. La mayor parte de mis paisajes han tomado esos temas y me siguen interesando especialmente en los primeros meses del año en los que el colorido revienta la mirada. Mas recientemente por cuestiones familiares he descubierto La Litera, de cuyo hermoso paisaje llevo disfrutando los últimos años.

Los Monegros los aprendí a ver en la pintura de José Beulas y se han colado de vez en cuando en mis telas; pero una parte importante de ese espacio no tiene hoy casi nada que ver desde el punto de vista pictórico, con el que inspiró al que considero uno de mis maestros.

¿Sabemos vender lo que tenemos en este territorio?

—Creo que sí. En los últimos cincuenta años se ha dado un salto considerable en ese sentido.

¿Qué importancia tiene el trabajo que realiza el IEA, institución que usted bien conoce, respecto a la historia y la cultura de la provincia?

—En los últimos setenta y cinco años la labor de los centros de estudios locales de España ha jugado un papel decisivo en la conservación y la difusión de la historia y del patrimonio cultural de todas y cada una de las provincias del estado.

El Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación de Huesca –que llegará en breve a los tres cuartos de siglo– creo que puede ser puesto como ejemplo de dinamizador de la cultura altoaragonesa no solo a través de cientos de publicaciones, de incontables conferencias y congresos en los que se ha profundizado en la historia del Alto Aragón a través de la potenciación del estudio de figuras tan notables como Servet, Lastanosa, los Argensola, Costa o Sender; de la puesta en marcha de proyectos como el Sipca… sino también apoyando el importante trabajo que desarrollan sus centros asociados en cada una de las comarcas.

¿Qué le falta a esta provincia para mejorar su actual situación?

—No sé si conozco suficientemente los aspectos en los que podría producirse esa mejora… profesionalmente he estado centrado en la enseñanza y muy particularmente en la didáctica de la Expresión Plástica en los últimos treinta años de profesión… Creo que sería osado por mi parte responderle a esta pregunta. Pero supongo que una de las carencias fundamentales es la de población.