Huesca

CRÍTICA MUSICAL 

25 años de buen rollito

Amparanoia y Che Sudaka reivindicaron el mestizaje en el exterior del Palacio de Congresos de Huesca

Concierto de Amparonoia.
Concierto de Amparonoia.
Javier Navarro

A finales de los años 90, la música de Manu Chao y de su grupo Mano Negra ejerció una trascendental influencia sobre una pujante escena musical a la que se acabó denominando Barcelona Zona Bastarda. La capital catalana sucumbía por entonces a la fusión y el mestizaje de la mano de grupos como Dusminguet, Ojos de Brujo, D’Callaos o Macaco, que no dudaban en mezclar géneros como el folk, la rumba, el reggae, el flamenco, el rap, los ritmos latinos o la música electrónica, por lo general con unos textos con mensajes que apelaban al buen rollo.

Al mismo tiempo, desde Madrid la jienense Amparo Sánchez, ya conocida como Amparanoia, se unía a esa ola también bajo la advocación de Chao, que ejerció de padrino de muchos de estos proyectos.

El viernes, en el marco de las fiestas laurentinas, el público oscense tuvo la ocasión de reencontrarse con dos de los abanderados de la escena mestiza, Che Sudaka y Amparanoia, que este año celebran aniversarios redondos, 20º y 25º respectivamente.

El gran escenario del exterior del Palacio de Congresos acogió en primer lugar a Che Sudaka, banda con base en Barcelona formada por músicos colombianos y argentinos, que actualmente se reduce a un trío compuesto por Kacha, Leo y Sergio, con un fuerte componente electrónico.

Con lo cual ha pasado de ser una banda numerosa a algo parecido a un sound system o, más precisamente, a los sonideros, esos disc-jockeys mexicanos al frente de aparatosos equipos de sonido que recorren los barrios de las ciudades con la cumbia a todo volumen. Y de esta forma, con el cambio, Che Sudaka han salido ganando. Menos panfleto y más fiesta. Conforme han reducido su número de componentes, ha aumentado el interés.

Che Sudaka ha aplicado correctamente el dicho “renovarse o morir” y, con tan solo acordeón, guitarra, máquinas y voz, son capaces ahora de montar una gran fiesta a base de la más vibrante cumbia digital.

En su actuación interpretaron algunos de sus temas más populares, como La risa bonita, 10, Arma dispuesta, Ironía o la makinera Amores, con su ondulante toasting raggamuffin. Tras un final frenético y trepidante, se despidieron invocando el amor, la unidad y la paz interior.

Y tras los oportunos cambios, salía al escenario Amparanoia al frente de un grupo enteramente femenino, con el que Amparo Sánchez conseguía invertir totalmente los roles, ya que el único miembro masculino de la banda, Yeyo, ejercía de corista y go-gó, funciones habitualmente reservadas a las féminas. Una gran idea, sin duda. Por lo demás, Amparanoia sigue defendiendo con soltura su papel de gran sacerdotisa carismática del mestizaje y del buen rollo.

Inició el recorrido por su colección de himnos con La semana, tema que posee ligeros ecos de los Blues Brothers. Y enseguida llegaron los grandes hits con la interpretación de Buen rollito (Welcome to Tijuana), una de sus canciones más emblemáticas, basada en la melodía del popular Tequila, y cuyo título ha inspirado el titular de esta crónica.

Después se irían sucediendo Qué será de mí... el reggae de El destino y la pachanga de Somos viento. Continuó con un bloque dedicado a la rumba, que se inició con La vida te da, siguió con Hacer dinero y concluyó con En la noche.

Tras ensalzar la marea blanca y verde laurentina, alguien de entre el público le tiró una pañoleta, que no tardó en anudarse al cuello ante el alborozo del personal, que no dejó de bailar en ningún momento, como con la fusión de reggae y ragga de Mi genética o con el ritmo funky-disco de La despedida.

Enfilando la recta final de su concierto, encadenó dos temas de pachanga-ska, La fiesta y El día que no (con aires balcánicos), y se despidió con otro de sus grandes himnos, la magnífica ranchera Que te den, un tema que, al igual que el 15 de agosto de Ixo Rai! no puede faltar en toda buena verbena que se precie de serlo.

Ya en el bis, invitó a unirse con ellas en el escenario a los componentes de Che Sudaka, junto a quienes interpretaron la alegre cumbia-ragga Cumbia perfecta. Y con el tumbao cubano del cha-cha-chá Ella baila bembé pusieron el broche a esta gran fiesta mestiza en el corazón de las fiestas laurentinas.