Huesca

FERIA TAURINA

Los corrales de la plaza de toros, un laberinto que guarda a las reses

Los animales, que llegan a la plaza dos días antes del festejo, están sometidos a un riguroso control antes de la corrida  

Los toros que se lidiaron en la corrida del día 13 descansando en los corrales de la plaza de Huesca.
Los toros que se lidiaron en la corrida del día 13 descansando en los corrales de la plaza de Huesca.
D.A.

El desenlace de una corrida de toros o de rejones se decide en el ruedo, en un cara a cara entre el animal y el maestro, pero hasta que llega ese momento pasan varios días desde que el morlaco deja el campo y sale a la plaza, más de 48 horas en las que todo está reglado y se cumplen unas normas muy estrictas.

Las reses llegan a los corrales como mínimo dos días antes de la corrida, ahí se produce el desembarque en el que nada se deja al albur y en el que deben estar presentes representantes de la presidencia, de la empresa, la ganadería, veterinarios...

Tras viajar muchos kilómetros en cajones individuales -suficientemente sólidos y forrados con materiales adecuados para que las astas no sufran daños- los portones de los camiones se van abriendo, se produce el levantamiento de precintos y los toros acceden por un estrecho pasillo a este nuevo espacio. Posteriormente se levanta el acta que recoge que el proceso se ha realizado conforme a lo pautado y se detalla cómo han llegado los animales.

Toros en los corrales de la plaza de Huesca

Más tarde llegará el reconocimiento que incluye el pesaje del animal y otras valoraciones: las defensas, trapío y utilidad para la lidia de las reses.

En la parte posterior de la plaza, junto a la puerta de arrastre, se accede a un espacio laberíntico conformado por varios corrales y los chiqueros que se pueden recorrer desde lo alto y desde dónde se maneja a los animales y se les mantiene vigilados.

Una vez en los corrales el ganado descansa tranquilamente, a cielo descubierto, hasta las horas previas al festejo en las que se celebra el sorteo después de haberse formado los lotes, es uno de los momentos vividos con más nervios por parte de los protagonistas pero también con gran rigor y seriedad.

La normativa marca quiénes han de estar presentes y tras fijarse el orden de lidia se procede a separar a los animales, a enchiquerarlos uno a uno, en un espacio oscuro en el que permanecerán tranquilos y sin que nadie los ponga nerviosos hasta que salgan por toriles.