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Javier García Ramos: "Quien va a por una ingeniería, tiene trabajo al día siguiente"

Entre las 150 mejores escuelas de agrónomos del mundo, cercana al sector y con instalaciones modernas, la Politécnica revive el auge de los estudios 

El auge de los estudios en Ingeniería Agronómica es un fenómeno que sucede en toda España.
El auge de los estudios en Ingeniería Agronómica es un fenómeno que sucede en toda España.
Pablo Segura

En la transformación de alimentos, en fincas extensivas de cultivo hortícola o frutícola, firmando proyectos para instalaciones que requieren de un visado colegial, en tasación de fincas, en el cuerpo de ingenieros del Estado o en la investigación y docencia. Estas son tan solo algunas de las salidas profesionales de la Ingeniera Agronómica, una titulación que estuvo en auge a finales del pasado siglo y que vuelve con fuerza.

Y es que el mercado no deja de demandar profesionales. “Hay mucha demanda frente a la oferta de profesionales”, reconoce Javier García Ramos, director de la Escuela Politécnica Superior del Campus de Huesca. No es un fenómeno ligado únicamente a esta provincia, si no que sucede en toda España. Una profesión con un cien por cien de empleabilidad, según han asegurado este verano los colegios profesionales.

Se necesitan ingenieros agrónomos. No es difícil encontrar ofertas. Encontrar profesionales, sí. Huesca es uno de los centros en los que se puede cursar el máster que habilita para la profesión, unos estudios abiertos a matrícula. “Son másteres que habilitan para cargas reguladas, como son las ingenierías superiores, que tiene una regulación específica. Y para acceder tienen que hacerlo desde un grado que les dé las competencias”, explica García Ramos. ¿Cuáles? Pues la Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural. El empleo, asegurado.

García Ramos asegura que quien realiza estos estudios “al día siguiente tiene trabajo”. Una alegría para el alumnado, pero también un hándicap. Y es que muchos, tras acabar el grado y tener asegurado el empleo, no siempre van un paso más allá. Y para cursarlo, los estudios de los cuales provienen son muy concretos, lo que cierra las perspectivas.

“El grado nos sirve de termómetro. La clave es que funcione el grado”, asegura García Ramos. Y este año, la foto parece ser muy buena. Con más lista de espera que plazas, la Escuela Politécnica de Huesca despide el mes de agosto. Una foto que no es fija, ya que el segundo llamamiento a matrícula se realizó el pasado lunes 22 y hasta principios de septiembre no se sabrá cuántos formalizan el trámite ya que hay mucho movimiento. “La previsión no es mala. Los dos últimos años de la covid la demanda ha mejorado sustancialmente” y eso que, reconoce, la tasa de suspensos, a veces más alta que en otros estudios, puede echar para atrás.

Se necesitan el doble de graduados de los que hay

Los colegios profesionales, en concreto los de Aragón, Navarra y País Vasco, han informado recientemente de que se demanda el doble de graduados y técnicos de los que hay. Aragón, una tierra donde el sector primario tiene una gran fuerza, es uno de los nichos.

Aragón está ligada a grandes regadíos, muy avanzados. Es una tierra muy rica agrícolamente y también en ganadería como el porcino, y con un peso importante ligado a ello en la producción de piensos, cereales, exportaciones, regadíos con cultivos como maíz y alfalfa, dobles cosechas… hay mucho movimiento”, explica.

Un abanico grande y una gran empleabilidad que se ve reforzada en Huesca por su prestigio. La Escuela Politécnica está entre las 150 mejores del mundo en su ramo. “Es un atractivo más y en una escuela del tamaño de la nuestra, con 400 estudiantes, nos ayuda -relata García Ramos- a captar gente que no es de la zona”. Y aunque le resta importancia a los rankings, sí que apunta que están en la línea de los que se pide para estar allí ya que al final “son un arma más”.

Él prefiere destacar que es una escuela “ligada al sector y las empresas, y en una zona agrícolamente potente”. Además, cuentan con instalaciones relativamente modernas. “Son las empresas quienes llaman o mandan ofertas, no tienen que ir los egresados a buscar. Confían en nosotros porque hay una relación establecida y saben que funciona”, concluye.