Huesca

VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

Marimar Blanco: "Ahora no nos matan pero en algunos lugares tampoco nos dejan vivir en paz"

La presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco visitó Huesca para inaugurar la exposición fotográfica "La voz de las manos blancas"

Marimar Blanco, durante la inauguración de la exposición.
Marimar Blanco, durante la inauguración de la exposición.
Pablo Segura

Marimar Blanco, hermana del asesinado por ETA Miguel Ángel Blanco y presidenta de la Fundación en memoria del concejal de Ermua, inauguró el viernes en Huesca la exposición "La voz de las manos blancas", un recorrido fotográfico -con imágenes, entre otras, de DIARIO DEL ALTOARAGÓN- por más de 50 años de dolor causado por el terrorismo. Blanco analiza la situación en el País Vasco, donde "las cosas han cambiado pero no hay normalidad al 100 %", y reivindica el legado de las víctimas frente a los "intentos de blanqueamiento" de Bildu.

¿Qué mensaje quiere transmitir a los oscenses con esta exposición?Esta exposición no solamente va a servir para recordar los 60 años de azote del terrorismo, sino también para concienciar a los jóvenes de que si ahora está gozando de esta calidad democrática, de estos espacios de libertad y de seguridad, también en parte es gracias al sacrificio de tantos y tantos inocentes que perdieron su vida precisamente por defender esos espacios de libertad y seguridad. 
También para que ayude a recordar a mucha gente que con el paso del tiempo ha querido, de manera intencionada o no, pasar página, que la condición de víctimas la tenemos de por vida y que desde luego nosotros, las víctimas del terrorismo, queremos que tanto sacrificio no haya sido en vano y no sea olvidado a pesar del paso del tiempo.
No son solamente esos los objetivos, también queremos que sirva de un homenaje permanente no solo a las personas que perdieron su vida, sino también a la cantidad de gente amenazada y perseguida de todos los rincones de España, que es lo que también se recoge en esta exposición. Que sea un homenaje permanente a tantas y tantas víctimas del terrorismo, incluidos los perseguidos y los amenazados.

Dice que una parte de la sociedad, intencionadamente o no, ha pasado página ¿sigue notando el cariño de la gente?Este año se han cumplido 25 años (de su asesinato) y la verdad es que me ha sorprendido no solamente como los medios se volcaron en recordar su figura. Para mí, algo muy importante fue recordar lo que se generó y nació con su secuestro y posterior asesinato, el espíritu de Ermua, esa unidad política y social, ese frente social frente a los que ayudaron a cometer el asesinato de mi hermano y contra todos aquellos que lo aplaudieron. Ese frente social, cívico y democrático, el espíritu de Ermua, marcó un antes y un después en la lucha por la derrota de ETA. En esos momentos comenzaba el principio del fin de ETA, comenzaba ese camino, largo desgraciadamente, porque todavía se cometieron muchos asesinatos, nuevos inocentes perdieron su vida, pero sí que se adoptaron las mejores medidas y se llevaron a cabo las mejores modificaciones legales para hacer frente al terrorismo, para dignificar la memoria de las víctimas y sobre todo nos llevaron a derrotar definitivamente a la organización terrorista ETA.
También me ha sorprendido para bien el cariño de la gente 25 años después, cómo la gente me paraba por la calle y me recordaba con todo detalle lo que estaban haciendo en ese momento, incluso cómo muchísimas parejas (era sábado) se estaban casando y me contaban que esas bodas, cuando saltó la noticia de que mi hermano había aparecido con un fino hilo de vida, se paralizaron. Eso es algo muy importante, porque para las víctimas la mejor medicina es el cariño, la solidaridad de la gente. El recuerdo permanente nos traslada la idea de que tanto sacrificio al menos ha servido para conseguir derrotar definitivamente a la organización terrorista ETA.

Cuando vuelve al País Vasco, ¿cómo lo ve respecto a años atrás?Negar la realidad sería mentirme a mí misma y engañar al resto de los españoles. Afortunadamente las cosas han cambiado, no podemos hablar de una normalidad al 100 %, pero sí que es cierto que hemos recuperado la libertad y seguridad, pero también es cierto que ahora podemos hablar sin tener el riesgo de que tus palabras puedan llevar a los asesinos a acabar con tu vida. Dicho esto, tambiéN es cierto que esa normalidad de la que algunos hablan de que puedes caminar o hablar al 100 %, es una irrealidad porque desgraciadamente puedo asegurar como víctima del terrorismo que hay muchísimos lugares, como El Goyerri, a los que posiblemente yo no pueda ir. Es verdad que no van a atentar contra mi vida, pero sí pueden atentar contra mi dignidad o incluso contra mi integridad física. Hay muchos miembros de Nuevas Generaciones del PP que siguen siendo acosados y perseguidos en las universidades del País Vasco. No hace mucho le ocurrió en Vitoria a un miembro de NNGG. De todos es conocido las amenazas e insultos contra uno de los hijos del actual presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz.
Estos hechos demuestran que no hay esa normalidad a la que algunos apelan a defender en el País Vasco. Recuerdo una frase de una concejala del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián en 2000, en una de las treguas anunciadas por ETA, que decía “ahora no nos matan, pero tampoco nos dejan vivir en paz”. Posiblemente esa frase se pueda trasladar a estos momentos. Ahora no nos matan, pero en algunos momentos y lugares, dependiendo de la ideología que defiendas y más si es constitucionalista, tampoco te dejan defenderla en paz.

¿Qué faltaría para llegar a esa normalidad plena?Que nos dejen convivir, que es lo que queremos hacer, que nos dejen defender nuestra ideología con total libertad, que nos permitan alzar la voz como víctimas del terrorismo y defender la memoria de todas y cada una de las víctimas sin por ello ser insultadas. Este mismo año, en uno de los homenajes en Ermua, mi pueblo, cuando ya iba a coger el coche, una persona mayor de mi pueblo (haciendo énfasis en mi pueblo) me dijo que qué hacía yo en mi pueblo, que me fuera porque no era bienvenida. Creo que no he hecho ningún mal, lo único que he hecho ha sido defender la libertad y la convivencia, defender mi ideología y, sobre todo, defender la memoria de mi hermano y de todas y cada una de las víctimas. Por eso este mismo año en mi pueblo fui insultada e invitada a marcharme de unas maneras poco cordiales.
Sobre todo creo que esa normalidad no llegará hasta que no dejemos de tratar a un partido como Bildu, que a día de hoy no ha condenado el terrorismo, no reconoce a las víctimas del terrorismo como víctimas inocentes y sigue sin reconocer el daño causado. Esa actitud demuestra que desde luego no hay normalidad en el País Vasco.

¿Cómo ve el horizonte?En estos momentos no lo veo muy positivo. Estamos viendo ya no solamente por parte del Gobierno vasco sino desgraciadamente también del Gobierno de España, como hay un intento de blanqueamiento de lo que ha sido el pasado un partido como Bildu, que cabe recordar que son los herederos de HB. Se intenta tapar su culpa para que el Gobierno de España pueda negociar con ellos con total normalidad, como si hubieran sido un partido democrático y un partido que siempre ha estado al lado de la vía democrática y en contra del terrorismo.
No vemos bien el horizonte cuando las víctimas del terrorismo estamos viendo cada día que las noticias siempre son positivas para los terroristas y, en cambio, se intenta silenciar y callar a las víctimas del terrorismo. El horizonte no lo podemos ver de manera positiva cuando vemos que cada viernes se acerca a los presos terroristas a las cárceles del País Vasco, prácticamente están ya todos acercados. No podemos ver el horizonte de manera optimista cuando vemos que las competencias de prisiones se ha cedido al Gobierno vasco y todos sabemos lo que va a pasar: que van a entrar por una puerta y van a salir por la otra, que van a empezar beneficios penitenciarios y que van a gozar de esos espacios de libertad que ellos negaron a las víctimas del terrorismo.
Insisto, en estos momentos el horizonte para las víctimas no es nada positivo y desde luego seguiremos alzando la voz para seguir defendiendo lo que siempre hemos defendido: la memoria, la dignidad y la justicia. Ayer (por el jueves) puse en un tuit “Por fin una buena noticia para las víctimas del terrorismo” cuando conocimos el auto del juez García Castellón, que establece la no prescripción del delito de asesinato de mi hermano por parte del terrorista Iñaki de Rentería. Fue una buena noticia, un paso más de la justicia en contra de la impunidad contra las víctimas del terrorismo. Es lamentable que las víctimas, después de todo lo que hemos sufrido, en 2022 tengamos que poner un tuit diciendo que es una buena noticia que por fin la justicia hable a favor de las víctimas y no como desgraciadamente estamos viendo con ese acercamiento continuado de los presos de ETA que no han pedido perdón, ni colaborado con la justicia ni condenado el terrorismo. Y aun así vemos cómo de manera continuada se les están otorgando beneficios que se les deniegan de manera sistemática a las víctimas.

Usted es acusación particular en el juicio contra los líderes de ETA que ordenaron el secuestro y asesinato de su hermano, ¿por qué es importante este juicio?Se ha procesado a Iñaki de Rentería. Era el jefe entonces de la organización terrorista ETA y en su poder estaba la orden de asesinarlo o dar la orden de no asesinarlo, de él dependía. Y para mí es tan culpable el que da la orden como el que aprieta el gatillo. Siempre he dicho que la justicia tiene que llegar no solamente a los autores materiales, sino a los intelectuales. Él era el autor intelectual, porque si él no hubiera dado la orden, hoy mi hermano estaría gozando de de la vida y de la libertad, y no desgraciadamente bajo tierra como está en estos momentos.
El horizonte no es positivo cuando se obvia las víctimas o se intenta silenciarlas y, en cambio, se permiten homenajes de manera casi continuada en las calles del País Vasco y en Navarra. Los que son homenajeados son los que se sienten orgullosos de su pasado y de cada uno de los asesinatos cometidos, porque los que han mostrado arrepentimiento o han condenado el terrorismo son repudiados, incluso ellos no pueden volver a sus municipios. Eso, desgraciadamente, lo estamos viendo en el País Vasco. Por eso digo que el horizonte no es positivo cuando vemos beneficios o de derechos para los asesinos, como son esos homenajes y se les deniegan a las víctimas del terrorismo.
Cabe recordar que incluso el Partido Socialista ha votado en contra en muchísimos ayuntamientos de dedicar espacios públicos ya no solamente a mi hermano, sino también a las víctimas. Me parece también muy grave que esta misma semana, en el Congreso, el PSOE votó en contra de investigar a los jefes de ETA y en contra de investigar cada uno de los crímenes que hoy siguen sin sentencia judicial. Son más de 300 crímenes y el Parlamento Europeo dio una orden que había que investigar y llegar al final porque las víctimas, aunque desgraciadamente muchos delitos han prescrito, tenemos derecho a la justicia pero también a la verdad, porque en aquellos delitos que han prescrito los familiares también tienen derecho a conocer con nombres, apellidos y caras quién fueron los asesinos de sus familiares.

Oí una frase muy descriptiva en una serie, aunque era por otro delito, pero decía que la justicia no te evita el sufrimiento, pero te permite sufrir en paz. Y es verdad. Por eso, para las víctimas y los familiares la justicia o la verdad no les evita el sufrimiento, pero desde luego les permite sufrir en paz. Eso para mí es una parte muy importante. Lo he vivido, para mí el juicio de mi hermano fue un momento muy duro en mi vida, pero es verdad que me dio paz el saber que por lo menos con sus asesinos se ha hecho justicia y que los asesinos están cumpliendo una condena que un juez y un juicio totalmente democrático les ha impuesto, ni más ni menos.

Si Txapote le pidiera perdón, ¿cómo reaccionaría?A mí no me tiene que pedir perdón. Su obligación es pedirme perdón, pero yo desde luego ni perdono ni olvido. Lo siento mucho, pero es que su obligación es pedir perdón. Un perdón sincero, claro, no un perdón de rellenar un papel para seguir obteniendo beneficios, pero es que ni siquiera lo ha hecho. El que tiene que perdonar, desgraciadamente, ya no está aquí, porque él acabó con su vida y yo, sinceramente, 25 años después sigo manteniendo lo que decía desde el primer minuto: ni perdono ni olvido. Insisto, mi obligación no es la de perdonar, su obligación sí que es la de pedir perdón.

¿Qué piensa al ver a gente joven, que no vivió el terrorismo, en los homenajes a etarras?Es una auténtica barbaridad. El problema ya no solamente es que se homenajea a un asesino confeso y orgulloso de su pasado, es que con esos homenajes trasladamos un mensaje totalmente indigno a los jóvenes, adolescentes y niños, porque a esos homenajes van niños con sus abuelos y padres. Un mensaje totalmente inmoral y que va en contra de nuestro sistema democrático. Les estamos trasladando que matar no estuvo mal cuando ahora su familia le está homenajeando y recibiendo en el pueblo como un héroe. Pero es que ese mismo mensaje, desgraciadamente, también se les está trasladando a los jóvenes con este proceso de negociación por parte del Gobierno de España con un partido como Bildu, heredero de Herri Batasuna, o lo que está haciendo el PNV en en el País Vasco con Bildu. La normalidad con la que se está negociando con esta gente también traslada un mensaje muy confuso y muy contrario a nuestros jóvenes. Quizás algunos jóvenes se puedan preguntar pues no lo hicieron tan mal cuando ahora se les está tratando tan bien. Ese es el problema. Si se les homenajea en mi pueblo y vemos que el Gobierno no les está tratando tan mal, porque me siento a negociar, incluso cedo, como lo estamos viendo aquella frase de Otegi y de presos por presupuestos. Al final muchos jóvenes que no han vivido el terrorismo pueden decir que no estuvo tan mal.
Por eso decía que es tan importante alcanzar esa normalidad, que no llegará hasta que Bildu no dé ese paso y cruce esa línea roja y se venga a la parte demócrata. Y lo conseguirán cuando ellos condenen y rechacen (el terrorismo). A mí, cuando me hablan, me dicen que reconocen a mi hermano. Pero claro, a mi hermano lo reconocen como una víctima de conflicto. Y yo quiero que reconozcan a mi hermano como una víctima inocente. Se lo tenemos que exigir a Bildu.
Y desde luego, un partido que ha sufrido en sus propias filas el terrorismo, yo creo que en política no todo vale y el mantener un sillón a cuenta de ceder ante quienes han arrebatado la vida de tantos y tantos inocentes, yo creo que no es ni ético, ni es moral. La dignidad de las víctimas no se lo merece. Insisto, no solamente estamos con ello haciendo un daño tremendo a la dignidad de las víctimas, a sus familiares, sino que estamos trasladando a los jóvenes que no han vivido el azote del terrorismo un mensaje muy contradictorio. Flaco favor hacemos a las víctimas y, sobre todo, a esa parte que nos toca ahora construir entre todos, ese relato de la verdad basado en vencedores y vencidos y basado en que hubo víctimas inocentes y que hubo asesinos, que son los únicos culpables.
Muchas veces te dicen (Bildu) que ellos han dado el paso, que reconocen a las víctimas. No, a mi hermano lo reconocen como una víctima del conflicto y mi hermano no pertenecía a ningún conflicto, como tampoco ninguna víctima. ¿A qué conflicto pertenecían los niños que fueron asesinados en la casa Cuartel de Zaragoza? Me parece un insulto a su memoria y a su dignidad, a la de los guardias civiles, policías… Ellos (ETA), con la famosa frase de querían socializar el dolor, han tocado todas las partes de de la sociedad.
Muchas personas de Madrid no llegan a entender cómo Bildu puede conseguir tanto apoyo en el País Vasco. Pero es que el mensaje es ese: tan malos no serían cuando ahora se les recibe como héroes o les estamos tratando tan bien. Que a nadie le sorprenda que muchos jóvenes, desgraciadamente, luego se decidan por estas opciones políticas, que siguen sin condenar el terrorismo y siguen sin reconocer a las víctimas del terrorismo como víctimas inocentes que son.
Si hace 25 años alguien me dice que la muerte de mi hermano no ha servido para nada, me hubiera enfadado, pero este año, 25 años después, ha habido momentos que me he preguntado si realmente la muerte de mi hermano ha servido para algo. Sí, hemos conseguido entre todos derrotar a ETA, que para mí es lo principal, pero al final estoy viendo que sus asesinos, sus cómplices, quienes aplaudieron su asesinato y el de tantos y tantos inocentes, al final están consiguiendo lo que no consiguieron matando. Al final les tratamos como algo normal, cedemos ante sus pretensiones. Y no soy la única víctima que en algún momento se ha hecho esta pregunta, y duele cada vez que una se sienta en soledad y mirando su foto se hace esa pregunta. Y más cuando he visto como su asesino Txapote, un asesino, un terrorista que jamás ha mostrado arrepentimiento, ha sido acercado ya a las cárceles del País Vasco sin haber mostrado el más mínimo arrepentimiento, sin haber colaborado con la justicia, sin haber pedido perdón.