Huesca

ENTREVISTA

Elena Blasco: “La igualdad es fundamental para la eficiencia económica”

La consejera del CES España presenta este viernes un informe en Huesca

Elena Blasco
Elena Blasco
Julián Rebollo

La consejera del Consejo Económico y Social de España (CES) y presidenta de la Comisión de Trabajo sobre la Realidad Social y el Trabajo de las Mujeres en España, Elena Blasco, romperá este viernes una lanza por la igualdad en Huesca. El aula Magna de la Facultad de Empresa y Gestión Pública del campus acoge, a partir de las 12:15 horas, la presentación de su informe ‘Mujeres, trabajos y cuidados: propuestas y perspectivas de futuro’. El presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas, participará en el acto, con José Manuel Lasierra, presidente del Consejo Económico y Social de Aragón; Melania Mur, decana de la Facultad de Empresa y Gestión Pública; y Luis Lanaspa, director general de Economía de la DGA.

Después de conocer el informe, se establecerá un coloquio con María Jesús Laguna, presidenta de Monegros Empresarial; Angélica Mazo, de UGT; y Begoña Pérez, de CCOO; moderado por Elena Puértolas, directora de DIARIO DEL ALTOARAGÓN.

Elena Blasco va a desgranar este informe que analiza la desigualdad de género tanto en el empleo remunerado como en los trabajos de cuidados, así como en otras dimensiones de la organización económica y social.

¿Cómo nació este informe?

—El informe se inició con el objetivo de visibilizar qué desigualdades de género estructurales padecemos desde hace mucho tiempo. Pero a medida que fuimos avanzando vimos la urgencia de mostrar que la covid-19 había afectado en todas ellas y que las medidas tomadas para evitar la propagación del virus también han influido en esas desigualdades. Y en la mayor parte de los casos se han incrementado.

¿De qué desigualdades estamos hablando?

—Hay que tener en cuenta que antes de la pandemia ya había una situación de grandes desigualdades y de discriminaciones de género, tanto en el ámbito social como en el económico y por supuesto en el laboral. Identificamos que se ha producido una clara intensificación del trabajo no remunerado, que como tradicionalmente además lo realizaban las mujeres, en este caso ha aumentado. Hay además una recuperación mucho más lenta del empleo en el caso de las mujeres y también se han detectado importantes retrocesos en las políticas de igualdad, que quedaron paralizadas por la pandemia.

¿Qué es lo que más le chirría a usted en cuanto a las desigualdades que recoge su informe?

—Si algo ha tenido la pandemia es que nos ha permitido ver desigualdades. El virus no afectó igual a hombres y mujeres, pero también se registraron diferencias en cuanto al trabajo. Al impedir la movilidad se generaron mayores obstáculos.

Esto hizo que buena parte del trabajo asalariado de las mujeres desapareciera, aumentando las desigualdades estructurales al asignarles los cuidados. En el tema económico, los últimos datos reflejan que el grado de vulnerabilidad de ellas es mucho mayor y hablamos de que las rentas de las mujeres se han reducido un 4 % más que las de los hombres, algo ligado a la precariedad y la temporalidad que ya de manera previa a la covid existía. El 67 % del trabajo no remunerado en España está realizado por mujeres.

¿Cómo penaliza a las mujeres combinar trabajo y familia?

—Para lograr una cohesión social el ámbito de la conciliación es algo fundamental. Hay que abordar y reforzar medidas de corresponsabilidad desde el seno de los hogares. Se debe favorecer que el trabajo de cuidado sea externo y no familiar porque esto no penalizará a las mujeres y evitaremos que se siga luchando contra los estereotipos de género. Al mismo tiempo, es necesario modernizar los sistemas actuales que tenemos de conciliación y corresponsabilidad desde el ámbito de la empresa. No se puede quedar todo reducido a las excedencias o las reducciones de jornada porque esto supone evidentemente una penalización económica para las mujeres. Hay que generar sistemas productivos mucho más inclusivos, en los que haya una verdadera corresponsabilidad de conciliación para que no sea una cuestión de hombres y mujeres sino de la sociedad, las empresas y del propio estado. La penalización de la maternidad está allí en el ámbito laboral y también en lo referente a los cuidados para los mayores. Hay que generar una nueva economía de los cuidados.

En materia de violencia de género, ¿qué recoge este informe?

—Durante la pandemia se ha recrudecido la violencia contra las mujeres. Una violencia en la que se redujeron las denuncias por el método tradicional de la visita a las comisarías, por las propias circunstancias de aislamiento, pero aumentaron mucho las denuncias desde el 016 o por chat online, donde hubo un 180 % de incremento. La mayor parte de las llamadas se hacían cuando el maltratador no estaba en el domicilio. También aumentaron las denuncias por acoso sexual, acoso por razón de sexo y muy concretamente el ciberacoso, el acoso digital. Y aquí es donde está un gran porcentaje de jóvenes que niega la violencia de género, con un índice que alcanza el 20 %. Esto es muy preocupante. Creen que es algo que se ha utilizado ideológicamente, además de resultarles asumible e inevitable.

Con todo esto, ¿cuánto camino queda por recorrer para lograr la igualdad?

—Nos queda bastante, de hecho estoy bastante de acuerdo con los cálculos del Instituto Europeo para la Igualdad de Oportunidades, que estima que no habrá una igualdad real efectiva hasta pasadas tres décadas. Todavía nos falta mucho, pero creo que tenemos que ser optimistas y transformar muchas cosas. Hay que empezar a pensar que la igualdad ya no es solo un tema de mujeres sino que además es un elemento fundamental para los derechos humanos, para la justicia social y para la eficiencia económica.