Huesca

ORGANIZACIONES HUMANITARIAS

Médicos del Mundo ayuda en Huesca a 60 mujeres en prostitución y trata

Interviene con programas sanitarios y de salud mental en los pisos y clubs de la provincia

Performance contra la trata realizada por Médicos del Mundo en la capital aragonesa.
Performance contra la trata realizada por Médicos del Mundo en la capital aragonesa.
Médicos del Mundo

Médicos del Mundo atendió en 2022 a unas 60 mujeres que ejercen la prostitución en la provincia de Huesca. En la capital altoaragonesa hay un club y también se han detectado unos 18 pisos dedicados a esta lacra aceptada e invisible “que atenta contra los derechos de las mujeres”.

Erika Larraga Chueca, Trabajadora Social y Coordinadora del Área de Prostitución y Trata de Aragón en Médicos del Mundo, reclama profesionales formadas para atender a estas mujeres, políticas públicas que las pongan en el centro y las legitimen para denunciar, una Ley de Trata y que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tengan “otra mirada” a la hora de visibilizar a las víctimas de redes de prostitución.

En la provincia de Huesca, dice, se da el paradigma de que las mujeres que ejercen la prostitución, algunas según su experiencia, rotan mucho en los pisos. “Mientras que en Zaragoza están muy asentadas y suelen ser fijas, en la capital oscense hay muchos sistemas de rotación, que confluye con Fraga y con Lérida, hay muchos canales de movimiento”, expone.

Médicos del Mundo es una organización que interviene con mujeres en contextos en prostitución desde hace 15 años en Aragón, tanto en Huesca como en Zaragoza, y cerca de 35 a nivel nacional.

La atención emana primero del acercamiento a las zonas de prostitución. “Somos nosotras las que nos desplazamos con unidades móviles a los clubes, los pisos y a las zonas de calle que existan”, explica Erika Larraga Chueca.

Las trabajadoras sociales de Médicos del Mundo se desplazan dos meses al mes a estos puntos, tanto a los de la capital oscense como a los del resto de la provincia, para ofrecerles talleres sociosanitarios, “con una mirada primero desde la reducción del riesgo, prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) y acceso al sistema sanitario, temas que creemos que les pueden interesar para ir trabajando con ellas el empoderamiento y la titularidad de sus propios derechos humanos”.

A medida que las mujeres van cogiendo confianza, “nos legitiman o nos tienen como referente, obviamente ofrecemos un acompañamiento biopsicosocial, tanto a nivel sanitario, para trámites con los centros de salud, como para el acceso a ayudas económicas y prestaciones o al sistema de acreditaciones”.

También se incorpora la mirada de la salud mental, con una psicóloga que puede hacer acompañamientos para abordar su estado emocional.

En términos generales, estas mujeres que Médicos del Mundo atiende en la provincia son sobre todo de procedencia extranjera y con cargas familiares, lo que supone “uno de los principales yugos que implica el ser víctima de trata o estar en situación de prostitución, los cuidados a hijos o hijas, a madres y padres”.

Fracaso del proceso migratorio o trata

De esta forma, pueden darse dos casuísticas: la de mujeres migradas que encuentran un fracaso en el proceso migratorio y acaban en el sistema prostitucional o, “lo que se ve más habitualmente”, aquellas que se encuentran en lo que ahora se denomina trata con fines de explotación sexual. “Son mujeres que son captadas en los países de origen para venir a ser esclavizadas sexualmente en España”, afirma.

Suelen tener entre 25 y 35 años, son principalmente latimoamericanas, y proceden de Colombia, Paraguay, Brasil, República Dominicana, Europa del Este, Rumanía, Bulgaria y de África llegan especialmente de Nigeria, uno de los países emisores de víctimas de trata.

Erika Larraga Chueca expone la falta de conciencia social sobre la situación de estas mujeres. “Creo que desafortunadamente las mujeres dentro del sistema prostitucional están invisibilizadas en las políticas públicas. Hay un desconocimiento y un miedo al abordaje desde la mirada profesional, por un lado, y creo que a nivel de sociedad en general, no es que haya un desconocimiento sino que sigue acompañándonos una mirada estigmatizadora y culpabilizadora de la mujer”, señala.

Se refiere en esta línea a estereotipos como “están ahí porque quieren”, “ganan mucho dinero” o “ya podrían fregar escaleras”. Estas frases, manidas en algunos ámbitos, “demuestran un desconocimiento brutal de lo que realmente se vive en el sistema prostitucional, donde la gran mayoría de mujeres son víctimas de trata y no eligen libremente ser prostitutas”.

Y obviamente, apunta, “hay una mirada que legitima desde la libertad sexual, que tiene mucho que ver con el capitalismo, el neoliberalismo y la globalización. No hay una mirada que refleje que las mujeres que están en el sistema prostitucional son víctimas de una forma de violencia contra la mujer, una forma de violencia sexual”.

Estas mujeres, dice, tienen una vulnerabilidad económica al estar en una situación de trata o de explotación sexual: “Desgraciadamente, ‘Pretty Woman’ ha hecho mucho daño y tenemos esa imagen que nos muestran ciertas películas o series de televisión que están radicalmente alejadas de lo que vive una mujer en un prostíbulo”.

A aquellos que se aferran a los estereotipos, esta trabajadora social les lanza el siguiente mensaje: “Ninguna mujer nace para ser prostituta y aquellas que están en un contexto prostitucional son las que por procesos migratorios, por la sobrecarga de los cuidados de sus familiares o por el color de su piel acaban allí porque el estado español no les ofrece otras alternativas y porque hay una cuestión de género”.

Recalca que “ninguna de las mujeres con las que Médicos del Mundo interviene quieren estar en el sistema prostitucional. Quieren ser libres, tener otro tipo de trabajo remunerado y normalizado”.

Estar en este mundo deja una serie de secuelas, explica, y se refiere en primer lugar a “las consecuencias más básicas de salud física, todo lo que tiene que ver con deterioro cognitivo, fatiga, trastornos de alimentación o enfermedades ginecológicas”.

Pero esta trabajadora social opina que lo fundamental, en mujeres en contextos prostitucionales o de víctimas de trata, es todo lo que tiene que ver con las consecuencias para la salud mental: Trastorno de estrés postraumático, ansiedad, trauma severo, disociación, depresión, insomnio, intentos autolíticos y consumo de tóxicos “para superar la situación de violencia que están viviendo y esa invisibilización que las aparta de la vida”.

Como conclusión, expone que lo más necesario es “que no haya puteros”. “No podemos seguir consintiendo que el 39 % de los españoles consuma prostitución, no podemos consentir que nuestros amigos hagan chistes sobre estadios prostitucionales. Tiene que haber una mirada en la que las mujeres no seamos objetos, no se nos compre y no se nos venda, y necesitamos señalizar y castigar al putero, no solo con políticas públicas sino desde la mirada social”.