Huesca

SOY DEL ALTOARAGÓN

Javier Moreno: “En las fiestas y tradiciones está nuestro ADN, nuestra esencia”

Para Javier Moreno, portavoz de Osca XXI y presidente de María Auxiliadora, es un orgullo ser altoaragonés, tierra con la que se identifica plenamente

Javier Moreno, portavoz de Osca XXI y presidente de María Auxiliadora.
Javier Moreno, portavoz de Osca XXI y presidente de María Auxiliadora.
Pablo Segura

Javier Moreno, portavoz de Osca XXI, la Federación de Barrios de Huesca, y presidente del barrio de María Auxiliadora, considera un orgullo ser altoaragonés, provincia con la que se identifica plenamente, al igual que con Huesca ciudad y con Aragón. Con la pardina de su familia materna a la sombra del monte Oroel como rincón preferido de la provincia, Moreno también valora especialmente las tradiciones arraigadas en el territorio y el esfuerzo de la gente para mantenerlas. Presente en asociaciones regionales y estatales, siente que desde fuera nos miran con buenos ojos.

¿Qué supone para usted ser altoaragonés?Un orgullo, me identifico plena y positivamente con mi ciudad, mi provincia y mi comunidad.

¿Qué rincón de la provincia le gusta más y por qué?Me encantan la majestuosidad y variedad de nuestros paisajes, nuestro patrimonio natural, los contrastes que hay desde la zona desértica de los Monegros hasta la alta montaña, pasando por todas las sierras del Prepirineo. Si tuviera que destacar alguno, con lo difícil que es, destacaría Jaca porque mi madre es de allí y vivía su familia en una pardina en las afueras, a las orillas del río Gas, a la sombra del monte Oroel. Allí pasé momentos de mi niñez que recuerdo con gran cariño.

Tiene contacto estrecho con mucha gente de fuera, ¿cómo nos ven fuera?El movimiento vecinal te hace conocer a muchas personas y de muchas localidades. Nos ven con muy buenos ojos. Hace unos días viví una experiencia que se había repetido en la mili. Fue un encuentro vecinal a nivel estatal en Badalona. Tu nombre y apellido pasa a un segundo plano y te identifican con Huesca o el de Huesca. Me gusta esta anécdota graciosa.

¿Qué panorama ve para los jóvenes de la provincia?Me gustaría verlo de otra manera, pero es desalentador. Veo un futuro muy negro para la juventud, con muy pocas posibilidades de trabajo, debido en mucha parte a las políticas erráticas que siguen poniendo prácticamente todos los huevos en la misma cesta, por lo general en el turismo de nieve. El turismo es cada vez más inseguro e inestable. Toda la inversión va a la nieve y me preocupa. Poner todos los huevos en la misma cesta es desaconsejable. 
No hay cambio a un modelo productivo sostenible, sino que insistimos en el mismo y cada vez habrá más personas mirando al cielo. A los agricultores se sumarán más empresas de turismo, que ya lo hacen, pero cuantas más inversiones y gente dependa de eso, más gente tendremos con toda la incertidumbre de si va a llover, si va a nevar… Seguramente será un pozo sin fondo. 
Eso está ayudando a que la desigualdad crezca y todo parece indicar que el trabajo será un bien de lujo. El que tenga, bien; el que no, muchísimos problemas; más desigualdad, cada vez más brecha, cada vez más gente con trabajo pero pobre y que no llega. El Pirineo para el que lo pueda pagar, cada vez una oferta de más lujo, pero con gente que no puede ir a trabajar por pisos a precios desorbitados.

¿Cómo nos definiría a los altoaragoneses?Nobles, buenos, tozudos, pero honestos. Nos caracterizamos por honestos.

¿Qué es lo que más le gusta de la provincia?De la gastronomía poco hay que hablar. Variedad. Somos afortunados por vivir en un país mediterráneo y, además, en el Alto Aragón. Todo lo que tiene que ver con las costumbres del territorio, desde los carnavales de Bielsa y otros, a las ferias. Es muy buena idea seguir potenciándolas. El descenso de navatas; conviene tener presente esa forma de vida. También atraer turismo con ferias y mercados, incluidos los ganaderos. Las fiestas, por la diversidad que hay. Allí está nuestro ADN, por eso la importancia de mantenerlo y de ese esfuerzo de la gente para que no se nos olviden las costumbres que teníamos.

Lleva muchos años en el movimiento vecinal, ¿qué grado de implicación hay?, ¿ha variado estos años?Llevo 16 años entre María Auxiliadora, Osca XXI, Cava y ahora también Ceav. Es gratificante ver que se pueden solucionar problemas de la comunidad, la calle, el barrio o la ciudad. Se siente uno vivo y útil. Los problemas de la sociedad se han ido transformando, pero también son muy básicas los cosas que nos toca defender ahora a las asociaciones de vecinos, como movilidad, calidad de vida de nuestros mayores, seguridad, educación, urbanismo. La prueba del algodón de que el movimiento vecinal sigue vivo es que, a pesar de la cantidad de asociaciones de todo tipo, hay unas 3.000 asociaciones de vecinos con casi un millón de asociados.