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Angélica Morales: "Lo importante para mí es la constancia y no perder la ingenuidad"

La escritora oscense de adopción, “y de alma” asegura, desde que se trasladó a la capital altoaragonesa hace más de veinte años  

Angélica Morales.
Angélica Morales.
S.E.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—La carita que está del revés. Porque yo siempre estoy así, del revés, llevándole la contraria a la razón. Siempre en el lado más surreal de la vida, abrazando lo absurdo.

Genio y figura. ¿Se identifica?

—No, yo soy una trabajadora nata, una artista que intenta superarse cada día, una hormiga que se escribe y se sueña. Lo importante para mí es la constancia, el trabajo e intentar superarme. Y no perder nunca esa pizca de ingenuidad, de creer que todo es posible. También la creatividad, nací atada a la imaginación. Escribo hasta dormida.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte currando?

—Yo disfruto enormemente creando. Me siento como un pequeño dios. Cuando creo, viajo a través de la hoja, me meto en la piel de otros personajes, como escritora destruyo y resucito, tengo la potestad infinita, en mi pluma está todo, el poder.

¿Qué haría si no pudiera escribir?

—Sería cantante de ópera o dibujante de tebeos.

¿Cuál es la excitación que más le irrita?

—No me gusta la frase “a día de hoy”, tampoco comulgo con lo políticamente correcto. Abomino de la hipocresía y están sobrevaloradas las opiniones. Opinamos tanto que cualquier tema se convierte en ceniza. Tampoco me gusta la gente que no tiene sentido del humor.

¿De dónde nace su creatividad?

—Yo creo que nací así, con las musas de la creatividad pegadas a mi piel, emborrachándose con mi sangre. Siempre he tenido facilidad para hacer teatro y escribir. No sé hacer otra cosa, solo crear, subirme a un escenario o escupir historias sobre una página en blanco.

¿Cómo de relevante es el papel de las mujeres en su obra?

—Son las protagonistas absolutas porque yo las rescato de las sombras y les otorgo la luz que la historia, el olvido y los hombres, que son los que escriben la historia le han quitado.

¿Hay muchas mujeres silenciadas?

—Muchísimas, no hay más que empezar a tirar del hilo y empiezan a salir ellas, las invisibles.

¿Cómo es su proceso de creación de una nueva novela?

—Primero pienso en lo que quiero contar, en el impulso que me nace dentro. Qué historia quiero escribir y de qué manera voy a hacerlo. A veces se cruzan personajes históricos como en el caso de Otti Berger, otras son mujeres y hombres corrientes que me rodean. En mi trabajo la mejor herramienta es la observación y también estar atenta a las historias que te cuentan. Los escritores somos vampiros. Tengan cuidado.

Y en ese proceso, ¿cuál es su mejor momento?

—Mi mejor momento es cuando tengo claro de lo que voy a escribir. Bajo a la tienda de los chinos del Coso, compro cuadernos y un corcho y comienzo a clavar la información, empieza entonces la búsqueda del tesoro, en mi cabeza emerge esa isla única que se llama Novela.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—Sonreímos poco y cuando lo hacemos nos burlamos del prójimo. Hay que reírse por encima de todo de uno mismo. El humor es inteligencia, salud y placer.

¿Por qué vestimos tan gris los occidentales?

—Porque venimos del drama, porque somos lorquianos, porque tenemos miedo a brillar, porque no nos gusta que nos señalen, porque no sabemos ser felices dentro de la luz.

¿La hipocresía cotiza al alza o a la baja?

—Para mí a la baja, desde luego. Me gusta la gente a la que pueda ver venir. Detesto a los lobos con piel de cordero.

¿Poderoso caballero es don dinero?

—Sí, desgraciadamente, pero tampoco hay que exagerar. Yo diría que ahora el poderoso caballero se llama salud.

¿Cuál diría que es la situación actual de la literatura alto aragonesa?

—Diría que está en uno de sus mejores momentos. Hay muy buenos poetas, sobre todo mujeres y también dentro de la narrativa hay voces muy potentes que han sabido colocarse en lo más alto del panorama literario español. Ahí están Manolo Vilas y Luz Gabás, por poner un ejemplo.

¿Digital o analógico?

—Papel.

¿Es usted más de esperar o de reaccionar a la mínima?

—Tengo poca paciencia, soy nerviosa por naturaleza, así que siempre estoy dispuesta a lanzarme.

¿Orgullo alto aragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Cosmopolitismo planetario pero con un inmenso amor y orgullo alto aragonés, una cosa no quita la otra.

Egoísta, inteligente, preparado y crítico. ¿Es usted una millennial?

—No, yo soy una columna jónica, afortunadamente.

En esto del deporte, ¿practica o admira?

—Nado, es lo que más me gusta en el mundo y también entreno en el gimnasio.

¿Qué es lo que le gusta exprimir hasta la saciedad?

—La imaginación.