Huesca

SEMANA SANTA

Los más pequeños arropan la primera procesión del Domingo de Ramos

Multitudinaria asistencia en la plaza de la Catedral para la bendición, desfile y Eucaristía

Inicio del acto de Entrada de Jesús en Jerusalén, en la plaza de la Catedral de Huesca
Inicio del acto de Entrada de Jesús en Jerusalén, en la plaza de la Catedral de Huesca
Pablo Segura

Con la Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén de la Cofradía de San José y Santa Ana, arrancaron ayer en la ciudad de Huesca las procesiones de Semana Santa, declaradas Fiesta de Interés Turístico de Aragón.

La Catedral vio abarrotada de fieles su plaza incluso media hora antes del inicio de la cita litúrgica. Ramas de olivo en mano- que agotaron sus existencias minutos antes del comienzo- y máxima expectación ante la lectura de las escrituras sagradas a cargo del obispo de la diócesis de Huesca, Julián Ruiz, que dieron paso seguidamente a la bendición de las palmas y los ramos.

Los oscenses volvieron a mostrar un año más su devoción ante la atenta mirada del cortejo triunfal, instante en el que la representación de Jesús, montado sobre un jumento-conocido también como la burreta-, bendice al pueblo que le aclama en el momento de atravesar las murallas de Jerusalén.

La procesión, con la participación de pequeños y mayores de catorce cofradías de Huesca-, desarrolló su recorrido al son de tambores y bombos desde la Catedral para continuar por la calle Santiago, plaza de Lizano, Coso Alto, Moya, plaza de Luis López Allué, atravesando Cuatro Reyes, Ramiro el Monje, plaza de San Pedro, San Salvador y Las Cortes para regresar de nuevo a la plaza de la Catedral.

Aunque la alerta amarilla por fuertes rachas de viento amenazaba el desarrollo de los actos, la primera procesión de la Semana Santa pudo llevarse a cabo sin incidentes.

Tras el regreso a la plaza, el templo ofició una multitudinaria Eucaristía, ocasión que aprovecharon los fieles para contemplar el Cristo de los Gitanos, que horas más tarde recorrería las calles en la procesión de las 22:00 horas en el mismo punto de partida, la Catedral.

Fervor entre los asistentes

La celebración del Domingo de Ramos sigue siendo para muchos oscenses una cita litúrgica indispensable, como en el caso de Pilar, que aguardaba en primera fila para no perderse ni un sólo detalle, acompañada de su hija y sus nietos. “Me gusta mucho este acto porque soy creyente y la entrada triunfal de Jesús es un día muy bonito”, viene cada año, pero esta vez “vengo para ver a los niños, disfruto por verles con tanta ilusión, es emocionante”, un acto que “se ha recuperado con muchas ganas, me ha dado la impresión al venir que había mucha gente”, añadió. 

La afluencia, concentrada en la plaza de la Catedral no pasó desapercibida para los propios asistentes. “Creo que en fechas como esta uno puede comprobar que en Huesca existe mucha devoción. Siempre ha existido y sigue presente, apreció Francisco, que acudía con su mujer.

Lucía, por su parte, acudía con sus hijos y hermana por tradición “ya veníamos cuando éramos pequeñas con nuestros padres y ahora nos gusta también que nuestros hijos vengan y vivan la iglesia”. Su hija Claudia, de 7 años con un ramo de olivo en la mano del que colgaban dulces, reconocía que “lo que más me gusta es comerme chuches”.

Desde las cofradías, afirmaron a este diario, “animamos a participar para formar parte en las cofradías para hacerlas entre todos” aunque aprecian que “hay más público que cuando se empezó”.