Inés Bergua: “Estoy feliz de marcar momentos de la historia del deporte aragonés”

Ganadora de tres bronces mundiales y una plata europea en 2022, Inés Bergua (Huesca, 2004) es en estos momentos la gran estrella del deporte oscense gracias a su evidente aportación al conjunto español de gimnasia rítmica, el primer equipo nacional clasificado para los Juegos Olímpicos de París 2024.

“Me siento feliz de poder marcar momentos tan importantes de la historia del deporte aragonés”, dice la joven de 18 años, que espera seguir triunfando esta temporada.

Este 23 de abril se conmemora el Día de San Jorge, patrón de Aragón. ¿Te sientes tan luchadora como él?

—Sí, me siento muy luchadora. Cada día me levanto con esa sensación porque tengo que enfrentarme a las adversidades, al cansancio, a la apatía, a las malas vibraciones. Ante ello, diligencia, disciplina, esfuerzo, ilusión, alegría, aplomo, entereza y equipo. Hay que luchar cada día para que gane lo bueno, lo mejor, lo que impulsa, lo que nos hace grandes y nos lleva a ser felices.

¿Quién sería el “dragón” de la selección española de gimnasia rítmica?

—Hay dragones, claro que hay dragones. Entramos al equipo siendo menores en un mundo de adultos y pronto te das cuenta de que los dragones intentan desestabilizarte, pero tienes que ser más fuerte. Y al mismo tiempo hay que dar las gracias a los dragones, porque son quienes te hacen más fuerte y más poderosa. El equipo tiene que estar bien unido ante dichos dragones porque es importante que no haya fisuras por las que se cuelen esas lenguas de fuego, y que esa unión sirva de escudo para frenar esos “ataques”. Ese es el cometido. Así que ante malas intenciones: federación, cuerpo técnico y gimnastas bien unidos y con un objetivo común.

¿Cuáles son las batallas más importantes que tenéis que librar esta temporada?

—Nuestros grandes retos esta temporada son el Campeonato de Europa, que se celebrará en Bakú (Azerbaiyán) en el mes de mayo, y el Campeonato del Mundo de Valencia, que tendrá lugar en agosto. Dos grandes citas para las que queremos prepararnos de la mejor forma posible y enseñar nuestra mejor versión. Queremos mantenernos arriba, que se nos valore, evolucionar, mejorar y ser ambiciosas con nuestros objetivos y resultados.

Alba Bautista y tú sois las únicas aragonesas en el equipo nacional, en el que habitualmente nuestra Comunidad no está representada. ¿Lleváis este título con orgullo?

—Me siento muy orgullosa de ser aragonesa: soy tenaz, disciplinada y competitiva, pero también humilde para seguir insistiendo hasta conseguir mis objetivos. Me siento afortunada y arropada, así que sí, soy consciente de que soy una privilegiada. Y al mismo tiempo de sentirme orgullosa, me siento feliz de poder marcar momentos tan importantes de la historia del deporte aragonés. Y con Alba en especial tengo una relación muy bonita, así que contenta de que además de compartir orígenes compartamos este camino.

¿Qué significa para ti ser aragonesa?

—Ser aragonesa es reconocer de dónde vengo, dónde he nacido, dónde viven y trabajan mis padres, dónde está mi hogar al que vuelvo cuando me quiero refugiar de todo, donde me siento libre, donde están mis amigas de infancia, el Club 90 Huesca donde crecí, seres queridos y gente a la que quiero de corazón, la Virgen del Pilar, que me acompaña allá donde vaya, mis campos por los que paseo con mi perra, y, por supuesto, mi Huesca del alma.

¿Cuáles crees que son las virtudes de la gente de nuestra tierra?

—Los aragoneses somos sinceros, sin dobleces, cada vez lo valoro más. Decimos lo que tenemos que decir, con valentía y amor, con empatía, pero directos. Somos sencillos, lo que nos hace inteligentes y muy aptos para aprender y adaptarnos a todo. Y sin duda tenaces y trabajadores, una buena mezcla que no nos quita además de ser también sensibles al dolor y a los demás.

¿Qué es lo que más echas de menos de tu tierra cuando estás concentrada en Madrid?

—Echo de menos la comida de mi abuela, tomar el sol en el jardín de mi casa, salir a pasear con mi madre, ir por los campos en bici con mi padre, siestas infinitas con la chimenea, cenitas con mis amigas del cole, series con mis hermanos… La feliz y mundana vida normal.