Violeta Borruel: "En Aragón, cuesta mucho valorar el talento de la tierra"

Con tan solo 4 años de edad, la oscense Violeta Borruel descubrió su pasión, la danza. “Bailar siempre ha sido para mí una fuente de alegría”. Por eso de su infancia en Huesca hace hincapié en sus recuerdos de “ir contenta a las clases de ballet con mi hermana y acompañadas por nuestra abuela, cuando aún no me imaginaba que iba a tener mi propia compañía, pero ya soñaba con ser bailarina”.

Esta artista, que comenzó su formación en la capital oscense, tuvo que continuar en Zaragoza porque “aquí no había posibilidad de desarrollarme profesionalmente” y, posteriormente, entró en el Conservatorio Profesional de Granada y en el Conservatorio Superior María de Ávila de Madrid.

A pesar de los éxitos, no se siente profeta en su tierra, porque como explica a este periódico, “es difícil ser profeta en tu tierra, y en Aragón especialmente”. “Hay personas que me han confiado en mi trabajo desde un principio, y se lo agradezco muchísimo, pero en general, -asegura- el apoyo es escaso”.

Lamenta que en Aragón cuesta mucho valorar el talento de “esta” tierra. “Me acuerdo de Goya, Sender, María Moliner, Saura y muchos otros, todos y cada uno tuvieron que emigrar para desarrollar su trabajo”, ante lo cual añade que su deseo es que “se valore el talento local sin necesidad de triunfar fuera primero, hay mucho y de gran calidad”.

Para contrarrestar se le ocurren algunas ideas y dice: “Falta muchísimo apoyo institucional, además, del problema añadido de que los bailarines necesitamos ejercitarnos todos los días, porque la danza es un arte y a la vez un deporte, pero así como los deportistas tienen pistas, campos y pabellones, nosotros carecemos de un espacio, por lo que se hace muy difícil desarrollar una labor en el mundo de la danza en Huesca”.

Esta crítica lleva a la artista a rememorar cómo “la primera pieza de danza” la creó “quitando y poniendo los muebles” de su habitación “todos los días de la semana”.

Por cierto, la primera pieza que coreografió fue en 2012 y desde entonces fue creando poco a poco más obras, hasta que en 2019 se lanzó a formar su Compañía de Danza Violeta Borruel y este 2023 ha sido reconocida con el Premio Artista Revelación 2023 de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Aragón (Ares). El galardón supone además de “una alegría enorme, un impulso para seguir creando y apostando por el trabajo que desarrollo” y añade que espera que también conlleve “una mayor visibilidad”.

Se ha valorado la ardua labor de investigación corporal y análisis antropológico que Violeta Borruel incorpora en sus obras lo cual, indica, le lleva “a recorrer mundos donde la imaginación y las experiencias vividas convergen, y gran parte de estas experiencias han tenido lugar en Huesca”. De ahí que asegure que esta tierra es su fuente de inspiración. Nació su espectáculo Golondrinas, “inspirada en la historia de unas mujeres valientes y emprendedoras de diferentes valles, que entre 1820 y 1936 partieron de su hogar todos los años” y adelanta que la próxima obra que estrenará “también está inspirada en una temática bastante aragonesa”.

Si pudiera, hoy estaría con La Ronda de Boltaña

Cada año por estas fechas siempre subía al Cerro de San Jorge, hasta que los años la llevaron a preferir pasarlos más tranquila, “comiendo con los amigos en el campo”, apunta, pero hoy lo celebrará trabajando en Navarra. Le toca representar Blu. Bien es cierto que de no ser así, le gustaría pasarlo interpretando, por segunda vez, La Tumba de la Golondrina con la Ronda de Boltaña en directo. “Es un proyecto precioso que disfruto mucho”.