Huesca

industria

“IASA vendió más cosechadoras en los setenta que la multinacional Claas”

La empresa oscense diseñó la cosechadora 100 % española, un hecho que el escritor Miguel Ángel Rubio recoge

La empresa oscense fabricó más de 4.500 unidades para España y otros países.
La empresa oscense fabricó más de 4.500 unidades para España y otros países.
José Manuel Caballero

"Vamos a llevar Huesca por España” fue el eslogan que la empresa IASA extendió por todo el territorio nacional y parte del internacional a través de sus cosechadoras 100 % españolas. Una hazaña que fue posible gracias a Fernando Albajar, sus hermanos y el mecánico Eleazar Arrieta, en el año 1958. Una fecha en la que salieron a la luz los dos primeros prototipos de la IASA serie P y que dieron paso a toda una trayectoria imprescindible para el devenir del sector agrario. Se trata de una historia que el albaceteño Miguel Ángel Rubio ha recogido con pelos y señales en su libro ‘IASA y la cosechadora española’.

Por aquel entonces, la provincia se convirtió en un referente gracias a tal invención: “Fueron un producto afamado y se vendieron en toda España, aunque con más ahínco en la zona septentrional”. Rubio destaca, además, que el crecimiento de IASA le permitió tener sedes en Aragón y Burgos, al igual que la red de distribuidores por toda España. Un producto que “triunfó tanto que se llegó a exportar a Portugal, Marruecos y Túnez”, destaca el escritor. Respecto a otros equipos industriales y armamento militar, “tenemos certeza de que llegaron a fabricar unidades para el gobierno de Estados Unidos y Gabón”.

Por otro lado, añade que “en los primeros años setenta, IASA llegó a vender más cosechadoras que la multinacional Claas, casi tantas como Fahr y la mitad que John Deere”, unos datos que son tratados al detalle en los primeros capítulos de su libro. La empresa fabricó más de 4.500 unidades, pero en la actualidad “deben de quedar menos de 1.000 en España” puesto que muchas acabaron en otros países “donde las estiman y reparan hasta exprimirlas hasta su último aliento”.

El crecimiento y valor de “dichos maestros del hierro” tuvo mucho que ver con el contexto, con “la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, así como la posición geográfica de Huesca”, explica.

Aunque solo sea para limpiar el grano, pequeñas y medias explotaciones mantienen todavía a varias cosechadoras IASA en funcionamiento. Un hecho que refleja la importancia que tuvieron -y tienen aún- en un sector agrario que no pasa por su mejor momento.

El fin de la empresa altoaragonesa no resta mérito alguno a lo que aportaron los hermanos Albajar por aquel entonces, algo que Miguel Ángel Rubio ha valorado a lo largo de su obra.