Huesca

ECOS/ ¿QUIÉN SOY?

Nordin Embark el Hassani, De valet a camarero, y satisfecho

“Este trabajo siempre me ha gustado y huesca es una ciudad en la que estoy muy contento”

Fotografía de Nordin niño y en la actualidad junto al bar Ronda.
Fotografía de Nordin niño y en la actualidad junto al bar Ronda.
S.E.

Nordin Embark el Hassani (Melilla, 1985) llegó a Huesca hace catorce años procedente de Lanzarote, donde había entrado en un sector sobre el que sigue girando su vida, la hostelería.

Explica Nordin que nunca ha sido “una persona que le haya gustado estudiar mucho” y así cuando acabó tercero de la ESO, con casi 18 años se fue “a Lanzarote, a empezar la vida laboral”. “Mi primer trabajo fue en un hotel, de valet, iba repartiendo las toallas y las sábanas a las mujeres que hacían las habitaciones. Estuve poco tiempo. Después tuve otros trabajos, en una gasolinera, en un supermercado... hasta que me metí en la hostelería, y hasta el día de hoy”.

En Lanzarote estuvo casi 6 años, los últimos tres en hostelería. “Primero en un hotel de 5 estrellas, Gran Castillo, un bufet de mil personas; cada camarero tenía sus mesas con su ayudante de camarero correspondiente. Fui cogiendo experiencia, me fijaba mucho en la gente que trabajaba mejor que yo, y otras veces preguntaba al que tenía al lado. Me relacionaba mucho con la gente, hice muchas amistades, y desde entonces es un trabajo que me gusta mucho”.

Con casi 25 años se vino a Huesca, donde tenía familiares. “Había estado antes una semana de vacaciones y la verdad es que Huesca me gustó mucho, lo que es la ciudad, la gente...”.

Empezó en el bar Ágora, donde trabajó casi seis años. “Con mi tío decidimos abrir algo por nuestra cuenta y el pasado 16 de abril cumplimos los 8 años en el Ronda, y no nos podemos quejar. La gente que ves sale contenta, lo que significa que lo estamos haciendo bien, y te sientes orgulloso del trabajo que realizas. Tenemos muy buena clientela, gente muy amable, y no pienso irme de aquí. Los oscenses son gente muy amable, personas que nos procuramos ayudar mucho y eso es lo bonito de la vida. En general, este trabajo siempre me ha gustado, con él me siento realizado”.

¿Lo peor de la hostelería? “Que son muchas horas de trabajo, es muy sacrificado y casi no tienes tiempo libre”. Pero “es un trabajo que me gusta” y en una ciudad “en la que estoy muy contento. Me gusta la tranquilidad y Huesca es una ciudad pequeñita en la que nos conocemos todos y todo está a mano”.

El poco tiempo libre que tiene lo dedica sobre todo a su hijo. “Algún domingo salimos a la montaña, caminamos, te despejas la mente y vuelves como nuevo para comenzar otra semana de otra manera. Benasque es una zona que me gusta mucho, Jaca, Alquézar… Y de Huesca ciudad me gusta, mi casa (risas), salir a pasear o en bici con mi hijo, el Parque, el camino de Loreto…”. Otras alternativas para cambiar de chip son el gimnasio, el pádel…

Siendo crío se veía de guardia civil y luego, de informático. Pero la hostelería se cruzó en su camino y es difícil no verle sonreír cuando atiende a sus clientes. “Tenemos que aprender a vivir con poco, que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Cada día procuro levantarme con ilusión y alegría”. “¡Ah!, y ya nos podemos preparar”, que se anuncian obras en el cercano solar de las Harineras, “y estamos esperando que empiecen ya”.