José María Nasarre: "La educación siempre ha sido y es la llave del progreso social y económico"

¿Qué cree que une a la sociedad altoaragonesa?

—Dentro de la diversidad geográfica y de las actividades económicas de la amplia provincia, lo que une al Alto Aragón es que en su conjunto hay cierto equilibrio económico sin que existan zonas deprimidas frente a otras dentro de la provincia. También el patrimonio artístico desde tiempos históricos tiene cierto equilibrio en la distribución provincial con las cuatro catedrales, los relevantes museos provincial de Huesca y los tres diocesanos en la sede episcopal.

La cultura es un vehículo que acerca la identidad social de un territorio ¿Qué caracteriza a Huesca?

—Huesca es una población que irradia cultura, consolidada desde hace bastantes años y en varios frentes desde la Feria del Teatro, el festival del cine, la calidad museística, la riqueza patrimonial, una ciudad que desde casa no valoramos adecuadamente y que los visitantes descubren con admiración a pesar de no tener el renombre merecido en los circuitos turísticos.

¿Qué papel tiene el patrimonio cultural en la provincia? ¿Qué prioridades considera que tiene la ciudad para su preservación?

—En el Alto Aragón se mantiene y tienen vitalidad hechos y actividades culturales que unen a sus gentes, que les entroncan con las generaciones precedentes y proyectan pervivencia social y comunitaria, los dances, las romerías, las procesiones, las ermitas, el Camino de Santiago, las hogueras, los grupos joteros, las navatas, santa Orosia, San Lorenzo, El primer Viernes de Mayo, los conciertos, etc. Como prioridad para preservar el patrimonio desde mi punto de vista estaría la consecución del Plan director de la catedral y su posterior e ininterrumpido procesos de restauración del todo el conjunto catedralicio con la ejecución de un parque arqueológico en los espacios circundantes Norte y Este de la catedral y la musealización de la zona arqueológica del Círculo Católico. En el Coso Alto recientemente hemos perdido visualmente y para siempre parte de la muralla medieval incluido un evidente torreón semicilíndrico y se ha guardado silencio y en cambio, en otros edificios en los que no hay constancia de restos tan evidentes se producen mayores exigencias.

¿Cómo vivió su etapa como vicerrector del campus oscense? ¿Qué evolución percibe en el campus?

—La etapa de vicerrector al crearse esta función en Huesca fue compleja. Desde ciertos sectores de Huesca se aspiraba a un inminente y mayor desarrollo universitario y hasta recuperar la Universidad que se perdió en 1845, que fueron varias en España. Y es que la desamortización eclesiástica cerró los conventos masculinos de donde procedía el mayor contingente de alumnos. Lo cierto es que la creación del Vicerrectorado supuso un antes y un después en el Campus de Huesca. Fue un acicate que con el tiempo ha ido potenciando el desarrollo universitario en Huesca y ha supuesto para la Universidad que desde Zaragoza se tenga una visión más panorámica y menos centralizada.

¿Qué retos tiene la ciudad para mejorar la calidad de su educación?

—La educación siempre ha sido y es la llave del progreso social y económico. Si importante son los estudios universitarios lo son también los de Infantil, Primaria y Secundaria dando a los jóvenes capacidad de pensar, de ser creativos, de liberarse de gregarismos que esterilizan. Y recientemente desde el mundo empresarial se hace una llamada de atención de una línea educativa tan importante como necesaria, es la Formación Profesional. Es necesario para mejora la formación inicial en los colegios formar más y mejor al profesorado, exigir más para cursar estos estudios y a nivel social y económico dignificar la profesión. Desde luego que los estudios de Medicina en Huesca deben avanzar hacia su titulación completa por razones no solo de desarrollo universitario en la ciudad sino porque la demanda de profesionales es patente y con mayor incremento en muy pocos años en todo el país...