Huesca

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Juan Vela: “Siempre digo que lo mejor que tiene el Alto Aragón son sus personas”

Desde el año 1991, con tan solo 21 años, se dedica en cuerpo y alma a ayudar y acompañar a través de Cruz Blanca a personas en riesgo de exclusión

Juan Vela.
Juan Vela.
Laura Ayerbe

Zaragozano de nacimiento, pero oscense de sentimiento. Desde el año 1991, con tan solo 21 años, se dedicó en cuerpo y alma a ayudar y acompañar a través de Cruz Blanca a personas en riesgo de exclusión, trata u otras situaciónes. Todo ello de la mano de Don Javier Osés y numerosos voluntarios que hicieron de Huesca un ejemplo a nivel nacional con proyectos de desarrollo social innovadores y desconocidos hasta aquel momento. Su currículum lo dice todo, pues después de 31 años como cabeza visible de Cruz Blanca es presidente de Grupo Social Lares y CESSLE.

Han sido muchos años en esta tierra con Cruz Blanca.

- Yo llegué a Huesca en 1991. Y la verdad es que para mí ha sido un crecimiento. Un tiempo de crecer, de compartir mucho y aprender con la gente. Aprender a estar, a mirar a las personas que tenían problemas, que es a lo que me he dedicado. Aprender a cuidar en el amplio sentido de la palabra.

¿Con qué te quedas de todo ello?

- Ha sido el mejor espacio posible para sentir que mi vida tenía sentido. De pequeño, quería tener una vida significativa, y cuando por primera vez fui voluntario a los 16 años en un centro de exclusión social en Zaragoza, me di cuenta de que eso me encantaba: poder dedicarme a ayudar a quien necesita ayuda, que con mi acompañamiento se sintiese apoyado. Solamente ayudar a una persona da sentido a tu vida. Entonces me lancé cuando llegué a Huesca con 21 años. Me quedo con que los comienzos nunca son fáciles, pero lo importante es continuar caminando.

Lo desempeñado aquí ha permitido abrir fronteras por todo el país.

- Con Javier Osés y los voluntarios desarrollamos casi sin querer un proyecto que nunca imaginé. Pasamos de tener gente en exclusión social en una casa pequeña a dar bocadillos a personas que estaban en la calle durante la época de la heroína. Esas mismas personas no tenían quien les acompañara a desintoxicarse y tenían otras patologías como el sida, entonces también les empezamos a atender. Nos cansamos de seguir solo acompañando en sus últimos días a cientos de jóvenes que morían de sida y decidimos dar un paso hacia la prevención. Hicimos un programa para la prevención de sida sobre el intercambio de jeringuillas novedoso que inauguró Don Javier Osés. No nos podíamos quedar ahí y pasamos a los centros donde se ejercía la prostitución. Ahí comprendimos que las mujeres no estaban porque querían, sino por trata de personas. Esa gente que han construido ese camino es la mayor riqueza que me puedo llevar. Me han enseñado, me han acompañado y me han hecho crecer.

Podría decirse que el Alto Aragón ha sido para ti una tierra de oportunidades.

- Sin duda. Hablamos de un territorio muy extenso con problemáticas que no son visibles. Seguramente, si no hubiéramos mirado de manera especial no se hubiera hecho todo lo realizado en aquella época. Hoy por hoy, esos programas que nacieron en Huesca están por toda España. Hoy son miles de personas las que pueden beneficiarse de ellos, y eso es gracias a Huesca. Es un espacio muy bueno para tener esa mirada donde otros no miraban, genial por la solidaridad que tiene. Es una tierra muy solidaria y que no tiene miedo a enfrentarse a retos como los que Cruz Blanca le propuso. La gente no ha dudado en apoyar la labor y ponerse de nuestro lado. Eso hace del Alto Aragón un lugar muy bonito para el desarrollo de cualquier proyecto social.

¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando te preguntan por el Alto Aragón?

- Los conocidos siempre me preguntan por los Pirineos, Jaca, Panticosa y demás, pero siempre digo que lo mejor que tiene el Alto Aragón son las personas. La gente que te encuentras es acogedora. Vas al pueblo más pequeño con menos recursos o al más grande y te sientes igualmente acogido. Hablamos de una provincia que recoge grandes bellezas. Hay una relación muy bonita con el paisaje y la naturaleza, y no hay un sobreexplotación. Todavía podemos caminar por senderos en las montañas o comarcas, y eso no lo pueden decir todos los puntos de España.

¿Qué queda por hacer en todo el territorio?

- La provincia debe seguir trabajando en líneas que garanticen la integración total. Tenemos que construir una sociedad inclusiva. Necesitamos que, en el mundo rural, en una España que muchas veces nos han obligado a vaciar, generemos recursos para enriquecernos entre todos.