Huesca

Inserción

La hostelería y Cruz Roja hacen de Huesca “una ciudad abierta” a la inserción laboral

La formación ‘Oportunidades que cambian vidas’ ha permitido que gente en desempleo o exiliada encuentre en la cocina una oportunidad laboral

Integrantes del Lillas Pastia junto a trabajadores del equipo de Empleo de Cruz Roja.
Integrantes del Lillas Pastia junto a trabajadores del equipo de Empleo de Cruz Roja.
Laura Ayerbe

Las circunstancias personales y laborales pueden cambiar en cuestión de poco tiempo para cualquier persona. Incluido para aquellos que se encuentran en riesgo de vulnerabilidad social y laboral por su nacionalidad, su condición o su procedencia. Y contra todo ello trabajan de la mano Cruz Roja Huesca y el sector hostelero a través del programa de formación a la carta ‘Oportunidades que cambian vidas’. Un proyecto que, por medio del mundo de la hostelería, ha cambiado la vida a gente como María, Eugenio o Ruth, quienes han encontrado una nueva oportunidad en las cocinas.

“Cada día aprendo más de mis compañeros, y todo ello es gracias a la oportunidad que me brindaron todas las partes”, explica María Zelesnova. Rusa de nacimiento, ha vivido en Huesca durante los últimos 15 años, aunque nunca se había especializado en el mundo de la cocina: “Yo quería formarme y me interesaba mucho, pero no había tocado nunca el mundo de la cocina. Antes había sido camarera, pero estaba desempleada y ahora trato de ayudar en todo lo que necesiten mis compañeros”. Emocionada, es consciente de que la oportunidad que ha encontrado le ha cambiado la vida “para bien”.

Todo ello no hubiera sido posible sin los contactos entre Carmelo Bosque, presidente de la Asociación de Hostelería de Huesca y propietario del Lillas Pastia, y la Cruz Roja, los cuales desembocaron en dicho proyecto, con inicio en 2022 con 4 personas. “Este año han sido tres las personas que se han formado y no podemos estar más contentos porque han aprendido un oficio que les permite a partir de ahora tener una salida profesional”, destaca Teresa Mené, perteneciente al equipo de Empleo de Cruz Roja.

Actualmente, de las siete personas que se han formado a través de dicha formación, “cuatro de ellas están trabajando”, destaca Mené. El proyecto está compuesto de 250 horas de formación en las cocinas de varios restaurantes, además de otras clases basadas en aspectos vinculados a sus competencias personas y temas de desarrollo sostenible, entre otros.

Al igual que María, Eugenio ha encontrado cierta estabilidad a los 60 años. Aterrizó en Huesca hace siete meses, procedente de Ucrania debido a los conflictos bélicos todavía existentes. En su país era médico ginecólogo, pero en España ha tenido que labrarse un presente y un futuro muy distinto en cocina. “Primero estuve aprendiendo castellano de la mano de Cruz Roja y luego me ofrecieron esta posibilidad del curso de cocina”, explica sin olvidar que lleva trabajando cuatro días en el Restaurante Flor.

‘Oportunidades que cambian vidas’ es “un sueño que quería intentar” Carmelo Bosque, quien entiende la “hostelería como una casa abierta para cualquiera”. “No entendemos de personas, ni de edades ni de nacionalidades. Lo importante es la capacidad del equipo para acoger e integrar a quien venga, y la cara de María lo dice todo”, incide el chef y dueño del Lillas.

El siguiente paso al que reta Carmelo Bosque a la organización es “crear una escuela cotidiana, abierta y en un espacio singular para ayudar a muchísimas más personas, para no tener que hablar de que falta gente”.

En ese sentido, tanto el mundo de la hostelería como Cruz Roja hacen hincapié en que “Huesca es una ciudad abierta” para conseguir que más personas accedan al mercado laboral en las mejores condiciones posibles.