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Alegría Blan: “Esta tierra me lo ha dado todo, y es un estilo de vida al que no renunciaré”

Nacida en Torrelisa, en el Sobrarbe, se ha pasado más de medio siglo detrás de la barra del Bar Brasil, lugar que nunca ha pensado en abandonar

Alegría Blan
Alegría Blan
Laura Ayerbe

Nacida en Torrelisa, en el Sobrarbe, se ha pasado más de medio siglo detrás de la barra de un bar. Sin embargo, nunca ha pensado en dejar lo que ha sido su vida: el Bar Brasil. Desde los 16 años, la altoaragonesa se asentó en la capital de la provincia y, por circunstancias de la vida, tuvo que labrarse su futuro por medio de la hostelería. Muchos profesionales dicen que dicho sector, en lo que respecta al Alto Aragón, no se entendería sin ella, pues Alegría es una de las primeras mujeres que consiguió hacerse un hueco en la hostelería del territorio.

Son muchas décadas y miles de servicios tras una barra. ¿Qué ha sido todo esto para usted?

-Ha sido una experiencia muy buena, una alegría muy grande y una satisfacción tremenda pensar que aún sigo aquí, y que todo el mundo me conoce para bien. Han sido muchísimos servicios. Quitando dos o tres momentos puntuales, siempre he estado aquí al pie del cañón. Huesca es lo mejor que me ha pasado.

Tampoco debieron ser tiempos fáciles.

-Nací en Torrelisa, en el Sobrarbe, y a los 16 años llegué aquí con mis padres, aunque vine desde Tarragona porque yo estaba viviendo en un colegio de allí. Y desde ese momento ya no me he movido más. Empecé desde muy joven a trabajar en una tienda y de ahí me pasé al bar. Me acogieron de maravilla, y por ello nunca me he planteado irme de esta tierra.

¿Por qué la hostelería?

-Mi marido comenzó de encargado en este mismo bar, aunque necesitaban a alguien en cocina y no me lo pensé. Hay que decir que me casé muy pronto, y me asenté aquí hasta ahora. En mayo he hecho 50 años tras la barra, pasando de trabajadora del Bar Brasil a dueña del mismo.

Ha sido su vida.

-De arriba a abajo. Siempre me he mostrado contenta y feliz, con la ambición de querer salir adelante para poder vivir. Era algo por lo que tenías que luchar de una forma u otra.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos?

-No puedo separar mis recuerdos de mi bar. Cuando empecé, tengo marcado en mi memoria que no había ninguna mujer detrás de una barra de bar. En cocina sí, pero en la barra fui de las primeras. Era algo chocante y extraño de ver, y me acuerdo ir siempre sonrojada porque todos al verme me decían de manera cariñosa “Mira esta montañesa”, por mis orígenes en el Sobrarbe. A pesar de ello, no guardo malos recuerdos, y es por ello por lo que aquí sigo.

¿Cree que ha cambiado?

-Ahora es muy difícil no ver a una mujer en la hostelería, y eso es una maravillosa noticia que deberíamos haber normalizado mucho antes.

Podría decirse que no hay prácticamente nadie que no le conozca por aquí.

-He visto tantas cosas que no podría contártelas todas, pero también tengo que decir que a mí me han tenido que aguantar bastante. La experiencia y el aprendizaje lo he ido adquiriendo poco a poco, y en parte ha sido gracias a la comprensión que han tenido los altoaragoneses conmigo desde siempre. Parece que mi carácter también ha hecho que la gente nos aprecie mucho, por lo que siempre encontramos amigos en todos los sitios.

Eso también ha sido imprescindible para ser toda una oscense ya.

-En ningún momento soñé con cambiarme de trabajo. Una vez casada, mi medio de vida y de ingresos era trabajar aquí. Y desde ese momento, con lo que realmente me quedo es con toda la gente que sigue viniendo de propio a verme. Vecinos y clientes que igual llevan cinco, diez o veinte años fuera y, cuando regresan, su primera parada es el Bar de Alegría. Es muy bonito. Es lo que me mantiene viva.

Nunca lo ha querido dejar.

-Ni lo haré. Por el momento estamos tirando del carro y estoy muy contenta. Es una alegría ver como el Alto Aragón acude a ti, a tu hogar, porque agradecen lo que hemos hecho durante tantos años.

¿Por qué es tan especial este territorio para usted?

-Es una provincia que ofrece multitud de posibilidades, y la calidez que tiene la gente es posible que no la encuentres en ningún otro sitio. No me cabe la menor duda de que es así. Esta tierra me lo ha dado todo, y es un estilo de vida al que no renunciaré.

¿Qué le deparará a Alegría cuando llegue el momento de dar un paso a un lado?

-Sinceramente, no lo sé. Me costará mucho, pero tarde o temprano llegará el día. No obstante, hay Alegría para rato.