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José Manuel Ballarín: "Somos una provincia muy singular y con mucho potencial"

Nacido en Graus en 1960 y gran aficionado a la bici, fue Guardia Civil, abrió un comercio de fotografía y fue concejal con Elboj

José Manuel Ballarín.
José Manuel Ballarín.
Laura Ayerbe

Natural de Graus, el polifacético José Manuel Ballarín (comerciante, fotógrafo, ciclista y exconcejal) recaló en Huesca ciudad hace tres décadas tras trabajar en los años 80 en el servicio de información de la Guardia Civil en la lucha contra ETA. Fue entonces, cuando su compañero y él eran “de los pocos agentes que cruzaban a Francia”, cuando empezó a conocer el Pirineo al dedillo. Su amor por los paisajes de la provincia siguió creciendo, a la par que su pasión por la bicicleta (es vicepresidente del Club Ciclista Oscense), gracias a la cual ha conseguido conocer más en profundidad los rincones de una provincia

¿Cuáles son tus lugares preferidos del Alto Aragón?

—Mi lugar preferido es uno de los más bonitos, Bujaruelo. Es paradisiaco y casi solo para nosotros. También aprecio mucho la geografía humana, interactuar con las personas. No me pierdo ir a final de enero a Plan porque mi madre es de allí y porque descubres a la gente de los pueblos, la ruta circular. Dentro de la geografía humana, también me quedo con María Jesús Sanvicente, que es pura sabiduría. Y tomar café en Panillo, quizá por la paz de los budistas, es casi rozar el cielo. También Sin y Serveto, encima de Plan, y también por su geografía humana y física. Cuando vas solo y en bici, descubres gente especialmente buena y franca.

¿Y qué rutas en bici recomiendas?

—Tengo idealizado ir en bici de Huesca a Canfranc y luego bajar en el tren viendo los paisajes. Quiero hacer algún día el Huesca-Canfranc-Pau y luego bajar en bici por sus paisajes.

¿Cómo somos los altoaragoneses?

—Somos francos, a veces inocentes. En la montaña, quizá un poco más desconfiados por su hábitat, pero en general muy nobles y fáciles de acceder.Si sabes acercarte, muy francos y directos. La geografía humana de la provincia es imperdible.

Como responsable de seguridad vial del Club Ciclista, ¿cómo es esta en la provincia?

—Ando mucho por España y Francia, y el respeto del vehículo a motor es aquí mucho mayor. Se ha ganado mucho en respeto y convivencia, y la provincia es idílica para la bici.

Y aun así, ¿cómo se podría mejorar?

—Sobre todo de cara al peatón, que es el colectivo más vulnerable, y después el ciclista y el motorista. Pero sobre todo el peatón, que debe ser el eje de movilidad en cualquier lugar. Además, se debe dejar de ver a los ciclistas como okupas de la carretera, sino como unos vehículos más a los que se tiene que respetar. De los 1.440 muertos en carretera en 2022, 44 eran ciclistas. En Francia, 246 de 3.550. Avala que hay más seguridad aquí, pero las cifras todavía son inasumibles.

¿Con qué plato altoaragonés te quedas?

Las chiretas son un lujo que solo lo saben hacer muy bien mi suegra y algunos carniceros de confianza de Graus. Cuando vamos a Francia (con el Club Ciclista), siempre me preguntan si habrá chiretas.

Natural de Graus y con padres de la montaña (él de Sesué y ella de Plan), ¿cómo te ha marcado este origen y el regreso tras el País Vasco?

—Me descubrí a mí mismo. Me encantan la Virgen de la Peña y los rincones del Ésera, ideales para bañarse en verano casi de incógnito. Tenemos un campo entre Santaliestra y Perarrúa con una poza perfecta para baños en solitario entre junio y septiembre.

¿Qué nos hace falta en la provincia?

—A veces es fácil caer en el dramatismo, pero creo que es la mentalidad. Tenemos un patrimonio medioambiental, paisajístico, turístico y sostenible increíble. Se me escapa qué tipo de industria nos haría falta, pero a veces nos abonamos a la fatalidad aunque seamos una provincia muy singular y con mucho potencial, sobre todo en turismo, servicios, un sector primario con un potencial tremendo, la gastronomía. Tenemos potencial en gastronomía, cocina, paisajes y medio ambiente, y es muy difícil encontrar esto en otros sitios. Sobre todo me gustaría que no nos abonáramos a la fatalidad.