Huesca

trabajo infantil

Moisés Liranzo: "Empecé a limpiar botas porque hacía falta dinero en casa”

El Teatro Olimpia acogió el documental ‘Canillitas’ sobre trabajo infantil en República Dominicana y una charla con este niño trabajador

Presentación de la película ‘Canillitas’ en el Olimpia.
Presentación de la película ‘Canillitas’ en el Olimpia.
Laura Ayerbe

A sus 8 años de edad, Moisés Liranzo comenzó a trabajar limpiando botas en las calles de su Santo Domingo natal junto a uno de sus hermanos mayores para ayudar a cubrir los gastos de su familia. Hoy, con 14 años recién cumplidos, Moisés sigue limpiando botas en las calles de la capital de República Dominicana pero menos que antes y ha vuelto a la escuela.

Y es que desgraciadamente “el trabajo infantil no se puede quitar de un día para otro”, afirma Alberto López, de Salesianos. En muchas ocasiones, dejar de trabajar de un día para otro es imposible por la propia necesidad material de las familias, que necesitan los ingresos de sus hijos para poder pagar comida, vivienda o medicinas. Dicho de otra manera, y con palabras del propio Moisés: “No quiero dejar de trabajar del todo para ayudar con los gastos de la familia”.

Moisés participó recientemente en la presentación en el Teatro Olimpia de Huesca del documental Canillitas, sobre la misión que abrió Salesianos hace 38 años en Santo Domingo para ayudar a familias y niños de los barrios más pobres de la capital dominicana.

Entre los beneficiados por este programa se cuentan Moisés y su familia -su madre tuvo apoyo de Salesianos para abrir la tienda que es el principal sostén familiar- o Cristóbal yEdwin, dos amigos que Moisés conoció en la calle limpiando botas y que también salen en el corto. La producción, dentro de la campaña “Soñar sin cadenas”, se está exhibiendo en toda España y sus protagonistas se han entrevistado con representantes del Parlamento europeo y de la Comisión Europea, e incluso con el Papa, para “concienciarles” y hacer un llamamiento a “la acción política” contra el trabajo infantil.

El otro gran cambio en la vida de Moisés desde que entró en el programa Canillitas -las canillas, piernas, es lo que tienen que mover los niños para buscarse la vida en las calles- ha sido volver a la escuela y tener expectativas de futuro. “Me gustaría ser abogado para defender a la gente del barrio porque pasan cosas como sacar (desahuciar) a las personas mayores de sus hogares o que la Policía agarre a jóvenes de los barrios pobres, les meta droga en los bolsillos y los envíe a prisión. En el barrio los abusos se ven casi todos los días”, afirma Moisés, quien espera “poder defender” a sus vecinos en un futuro cuando sea abogado.

Desde que Moisés entró en el programa salesiano, trabaja menos horas aunque sigue haciéndolo porque, como explica él mismo, “no quiero dejar de trabajar del todo para poder ayudar con los gastos de la familia”. En su casa viven ahora su madre y otros dos hermanos. Gracias al pequeño colmado de la madre, “los gastos han mejorado”, aunque los ingresos de Moisés siguen siendo necesarios para cubrir gastos básicos.

“Empecé a trabajar limpiando zapatos (con 8 años) porque hacía falta dinero en casa y creí que podría llevarlo y cubrir gastos”, recuerda Moisés, quien inició su camino para dejar el trabajo infantil de la mano de Josué, uno de sus hermanos mayores y con quien comenzó a trabajar limpiando botas. Josué entró en Canillitas y, poco después, convenció a Moisés. “Aprenden valores jugando y, poco a poco, dejan el trabajo”, explica el salesiano Alberto López sobre el proceso. 

Ocho millones más que en 2016

Alrededor de 160 millones de niños y niñas de todo el mundo son víctimas del trabajo y explotación infantil, según las últimas estimaciones, para 2020, de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Esta cifra supone que uno de cada 10 menores en el mundo está trabajando. Y casi la mitad de esos 160 millones “sufre alguna de las peores formas de esta lacra”, como la esclavitud, la explotación sexual, la trata, el matrimonio precoz o el reclutamiento forzoso para guerras. El organismo también advierte que más de un tercio de los niños que están en situación de trabajo infantil no van a la escuela. 

La diminución progresiva del trabajo infantil que se venía dando desde principios de siglo, además, se ha interrumpido y en los últimos años el número de niños trabajando ha aumentado en 8 millones desde 2016.