Joaquim Bosch: "La corrupción tiene un coste de más de 40.000 millones al año"

El magistrado y jurista Joaquim Bosch ha presentado este viernes en el Casino de Huesca su libro ‘La patria en la cartera. Pasado y presente de la corrupción política’. Ante este “grave problema” ha afirmado que “hay que exigir desde los espacios cívicos reformas estructurales porque es posible crecer en calidad democrática”. Pero para ello, ha dicho, “hace falta mucha más voluntad política y un gran pacto de estado contra la corrupción, algo que no está entre las prioridades de los principales partidos del país”.

En el encuentro, organizado por la Universidad Ciudadana de Huesca, Joaquim Bosch, que es en la actualidad juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Moncada, ha desgranado esta obra en la que analiza todos los casos de corrupción de la historia de la democracia con sentencia, que atañen a “la gran mayoría de los partidos políticos”.

En este libro ha plasmado los “graves daños que provoca la corrupción a cada persona en España, que la ciudadanía los intuye, pero hasta ahora no han sido apenas tasados ni explicados”.

“La corrupción  -ha advertido- tiene un coste, según todos los estudios que se han realizado, de más de 40.000 millones de euros al año en España”. “Son cantidades enormes que limitan las prestaciones sociales, los servicios públicos y las posibilidades de mejora de nuestra sociedad”, afirmó. Esta desorbitada cifra, ha concretado, es general y no se refiere a ningún partido político concreto, aunque “no todos son iguales y algunos tienen más casos que otros”. Se trata de un dato que está en sintonía con informes oficiales de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y de otros organismos.

Pero es difícil medir: “¿Qué es más grave el caso de los ERE o caso Gürtel, por comparar, pues depende. Hay personas que aportan perspectivas que pueden ser diferentes, pero sí que es verdad que puede haber diferencias en la actitud de los partidos e incluso de los votantes”.

En este sentido, ha planteado que “históricamente los votantes conservadores han castigado menos la corrupción y los de izquierdas han optado más por la abstención o por votos de castigo cuando los partidos que han podido apoyar han tenido problemas de corrupción”. Pese a todo ha afirmado que “no hay que perder la confianza porque la mayoría de los políticos son personas honradas, y donde no hay política lo que hay son dictadores”.