Huesca

45 ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN

Una época en la que imperó la generosidad y el respeto

Merche Polo, en la casa en la que vivió con León Buil, junto a una reproducción de la Constitución española de 1978.

Merche Polo, en la casa en la que vivió con León Buil, junto a una reproducción de la Constitución española de 1978.
Merche Polo, en la casa en la que vivió con León Buil, junto a una reproducción de la Constitución española de 1978.
Laura Ayerbe

PCE, la Alianza Popular procedente del Franquismo, UCD, PSOE... Es agosto de 1978 y hace pocos años que se ha muerto el dictador, aunque aún faltan varios meses para que se apruebe la Constitución y con ello se entre en democracia pura, pero la casa de León Buil y Merche Polo acoge ya reuniones de miembros de todos estos partidos, que durante 40 años han estado en trincheras opuestas. Y lo de trincheras no es del todo una hipérbole, habida cuenta de la Guerra Civil.

Pero Casa Polo empezaba ya, antes de la promulgación de la Carta Magna, a esbozar el futuro que se avecinaba, en el que las reuniones y debates entre personas de muy distintas ideologías discurrirían con normalidad y, sobre todo,“con un gran respeto”. “León tenía la idea de que no eran enemigos, de que debían trabajar todos juntos y sin rivalidades”, rememora Merche acerca de aquellos días. También ella jugó un papel muy activo en la Transición. Su marido fue diputado en las Cortes constituyentes y asesor de máxima confianza de Adolfo Suárez, pero ella no se quedó atrás al ser miembro del Comité Ejecutivo Provincial de UCD en aquellos años cruciales.

Con ese conocimiento de primera mano de la Transición, Merche recuerda especialmente el “muchísimo respeto” que había entonces y cómo los diputados creían firmemente en la responsabilidad que habían adquirido y actuaban en consecuencia.

“Se puso generosidad por encima de todo y la puso todo el mundo (...). No dejábamos de hacer ningún sacrificio que nos pidieran”, evoca Merche de aquellos años, poniendo el acento en la cordialidad que imperaba. “Es una diferencia grande (con la actualidad), León tenía una relación incomparable con todo el mundo y, como toda esa generación, era capaz de hablar bien de los adversarios”, agrega.

Un contraste notable con este momento “en el que todos riñen y falta respeto”. “Se ha perdido la lealtad a la gente, a las instituciones, a las ideas... también el altruismo”.

Y aunque la Constitución “mejoró la sociedad” y dio derechos “que no se conocían”, hoy “ha envejecido por cómo se actúa en el Parlamento” y “haría falta desarrollarla más”.