Huesca

SOY DEL ALTO ARAGÓN

Miguel Mainar: “Es una satisfacción que haya personas que intuyan o vean alma en mis trabajos”

Miguel Mainar (Zaragoza) enseña pintura y dibujo a los socios de Rol d’Arte, un espacio de aprendizaje y convivencia

Miguel Mainar
Miguel Mainar
M.P.

Miguel Mainar nació en Zaragoza, donde estudió en la Escuela de Artes y Oficios y en 1974 viajó a París, donde se diplomó en Pintura y Dibujo. Después se trasladó a Argelia y ejerció durante siete años como profesor de Dibujo y Pintura. Desde 1987 vive en Ipiés. En Sabiñánigo enseña pintura y dibujo a los socios de Rol d’Arte, un espacio de aprendizaje y convivencia. En su trabajo usa diferentes materiales para crear obras con alma.

¿Qué le atrapó del Alto Gállego para que se quedara a vivir aquí?
—Siempre he tenido una atracción hacia el Pirineo. Nací en Zaragoza, estudie, viaje, y en 1981 compre la casa de Ipiés a donde me trasladé a vivir en 1987. Y hace muchos años que descubrí toda esta parte del Pirineo, desde que tenía 14 o 15 años que subíamos con el Canfranero desde Zaragoza a estas zonas. Y siempre me cautivo la montaña, en mi mente siempre estaba la posibilidad de venir a vivir aquí, y ese momento llegó. Estando fuera de España siempre quise tener un refugio aquí, un lugar para entrar salir en el momento que quisiera y ese lugar fue Ipiés y aquí sigo y encantado de la vida, nunca me ha defraudado, sino al contrario.

Con un territorio y un paisaje tan dispar como el que tiene la Comarca del Alto Gállego, ¿hay algún sitio donde las sinergias artísticas de Miguel Mainar aceleren su creatividad?
—El territorio es Ipiés, donde yo vivo. Es el lugar, el emplazamiento, la luz, los paseos. El hecho de que no haya continuidad de carretera le da una tranquilidad diferente a los demás pueblos. De Ipiés me gusta el paisaje, el entorno y la posición donde esta, lo que hace un lugar donde me encuentro muy a gusto, es como un oasis.

¿Qué tiene su espacio artístico Rold’Arte para que sea uno de los más importantes en su trayectoria?
—Es la convivencia, las personas, la convivencia, el diálogo que hay, el que la gente pueda descubrir un aspecto de la belleza en lo que hacen. Hay un entendimiento y una compresión que es muy hermosa.

En este proyecto, profesor y alumnos se dejan llevar y unos aprenden de otros. ¿Cuáles son las enseñanzas que estos artistas le aportan a usted? 
—Me aportan humildad y el descubrimiento de la belleza y la armonía, esto es algo muy bonito. Es interesante ver cómo reaccionan, lo que hacen y cómo van descubriendo poco a poco otro mundo en sus pinturas, en sus dibujos. Creo que se les abren puertas y ventanas hacia una mirada diferente hacia el arte. Se crea entre profesor y alumnos una convivencia muy hermosa. Hay gente que ya lleva muchos años en el taller y la convivencia hace que los afectos humanos se desarrollen más. Nos preocupamos unos de otros, viajamos, vamos a exposiciones, somos como una familia.

Hay obra de Miguel Mainar hasta en la Biblioteca Nacional. ¿Cómo se consigue?
—Trabajando con sinceridad y humildad. El trabajo es lo que hace todo. Es importante para mí que mi obra se mantenga viva fuera del contexto familiar, de amigos…, y se me ocurrió la idea de que cuando vamos a los lugares públicos vemos obras de los demás artistas que son interesantes, importantes y son un bien para todos. Pensé, desde la humildad, que hay cosas que son merecedoras de que los demás las puedan ver y se puedan mantener, y esa es mi idea con las donaciones a las instituciones públicas. Llevo ya unos años trabajando en los libros de artista, únicos, y un día con Montse, decidimos llevarlos a la Biblioteca Nacional. La fórmula es que tú los llevas ahí y pasan un certificado de calidad, y si son aptos ingresan en la Biblioteca Nacional, y hasta ahora ha funcionado.

¿Qué le aportó el desierto argelino a su vida y a su obra?
—El Sáhara me aporto sabiduría, humanismo, comprensión del espacio y del color; y una gran humildad y generosidad hacia los demás. La inmensidad, la belleza, la armonía, las personas, y allí pude desarrollar unas capacidades diferentes a las que había adquirido, y para mí eso ha sido muy importante.

Se ha dicho que sus cuadros tienen alma
—Es una satisfacción que haya personas que intuyan o que vean alma en mis trabajos.

¿Diario del AltoAragón le ha servido de vehículo para extender su arte?
—Sí, sí, tanto en la divulgación personal como en la obra. Siempre habéis estado ahí, en la época en la que organizamos conciertos en Ipiés, manifestaciones artísticas… La proyección que Diario del AltoAragón te da hacia el exterior es un elemento importante para que las personas conozcan el lugar, te conozcan a ti y conozcan tu obra. Es un medio importante e interesante para que haya conocimiento de ciertas cosas que son más difíciles de captar personalmente.

Un deseo—Que ante toda esta incertidumbre que hay de guerras, de violencia, del cambio climático, hubiera una comprensión hacia lo que es la humanidad, el humanismo, y seguir viviendo como estamos viviendo la gente normal, teniendo amistad, creando y teniendo armonía; y que políticamente las cosas se desarrollen de una manera sosegada y con celebro.