Huesca

ACTIVIDAD

Peña Guara cumple con la tradición de visitar el belén montañero

Más de 700 personas subieron a las Gorgas en Navidad, la sorpresa de la jornada la trajo Rafael Gállego, el cura, que cantó el himno de San Úrbez

A buen cobijo en las Gorgas de San Julián aguarda todo el año el belén montañero de Peña Guara y ve pasar los días, con más o menos visitas y tranquilidad, hasta la llegada del 25 diciembre, Navidad. Una mañana en la que recibe a oscenses y visitantes dispuestos a cumplir con la tradición -que este lunes ha conmemorado su 51 edición- de visitar este lugar.

Como es habitual, Manolo Bara, el presidente de Peña Guara -organizador de esta cita- junto a su cuadrilla, ha sido este lunes uno de los primeros en salir de Huesca, “sobre las 8:30 de la mañana”, para “llegar con calma con el coche, coger todas las cosas y emprender la subida”, y una vez en el lugar dar cuenta del almuerzo reconstituyente, en su caso fue “un salmorrejo que es potente”.

Este año el tiempo ha acompañado a las personas, “entre 700 u 800” que han realizado esta ascensión, entre ellos gente de todas la edades, “han subido desde niños de 3 ó 4 años y algún mayor que ya ronda los 80”, relataba. “No hacía un excesivo frío, no corría viento no había nada de niebla y había solecito”, ha añadido Bara.

Cada grupo llevó su ritmo, algunos -ha indicado- “suben, ven el belén pero no se quedan a la misa” si bien un grupo numeroso ha asistido al oficio que Rafael Gállego ha celebrado en el interior de la cueva y ante el belén.

Para recuperar el aliento todos fueron recibidos con unas pastas elaboradas por Panadería Santolaria con el escudo del Piolet del club montañero.

Ha supuesto además la oportunidad de “reencontrarse con amigos y socios con los que no te ves más de de año en años en las Gorgas”, ya que, reseño, “se trata de uno de los actos más sociales de Peña Guara”.

Y es que, añadió, “cada año hay muchos que repiten, pero también traen amigos, a sus parejas y muchos de ellos suben ahora con sus hijos o nietos”.

Pero la jornada resultaba todavía más especial para los presentes al ser sorprendidos por el oficiante de la liturgia que cantó “el himno de San Úrbez”, algo que se ha desarrollado “entre gran solemnidad y absoluto respeto”y logró -ha remachado- “emocionar a todos los presentes que le han aplaudido al finalizar”.

Después ha llegado el momento del descenso, “más llevadero”, ha apostillado, y sobre las 13:30 entre los últimos en llegar a la zona en la que se encontraban los coches estaba el propio Manolo Bara, ya dispuesto a seguir celebrando la jornada en familia.

La cita, un año más, ha vuelto a ser de diez.