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Silvia Isábal: Cómo mantener la historia local gracias al empeño y a su negocio

Esta binafarense ejerce como historiadora en sus ratos libres y regenta una bodega que lleva abierta 45 años

Silvia Isábal
Silvia Isábal
A.S.

Desde el mismo momento en el que nació, Silvia Isábal parecía predestinada a dedicarse a regentar un establecimiento. Como sus abuelos estaban al frente, se crió en una fábrica de gaseosas y sifones del centro de Binéfar.

Dejó de corretear entre las botellas vacías y de incordiar detrás del mostrador, la fábrica pasó a convertirse en una tienda de la que estuvo al mando su padre y ella se decantó por estudiar empresariales.

Pero el comercio era algo que llevaba “en la sangre”. Con su familia tuvieron que plantearse qué hacer con el negocio, y ella, conocedora de que “conciliar resulta mínimamente fácil”, se decidió a llevar la Bodega Isábal.

Desde 1979 hasta 1997 fue una típica bodega de graneles pero después, al encargarse Silvia, se orientó hacia vinoteca y tienda gourmet, buscando potenciar también los productos de km0. En ello han influido los cambios en los hábitos de consumo. “Antes la gente iba al campo con una garrafita de vino que luego volvía vacía y se rellenaba en la bodega. Ahora ni de casualidad se bebe tanto vino”, valora.

 Este tipo de establecimientos han perdido terreno en Binéfar, especialmente durante la última década. El comercio ‘de toda la vida’ cierra y no hay nada parecido a un relevo generacional. Para Isábal es “el curso de la vida”. Identifica como principales trabas la extensión de Internet, la necesidad de especializarse y las escasas facilidades que da la Administración.

De momento, aunque es “un sitio que funciona”, no está claro del todo si ella sí que podrá encontrar un relevo. “En casa se habla, no sabemos si igual mi hijo de aquí a uños años...” pero avisa de que: “aún me queda tiempo para jubilarme”.

Faceta como historiadora

Para ella, uno de los activos es el poder hablar con las personas que acuden a su tienda: “Hay gente que lo odia, pero a mí me encanta. A veces pienso que pobrecillos, ya los he pescado”, comenta entre risas.

Silvia Isábal es una gran impulsora de la historia local de la Comarca de La Litera. Miembro activa de la junta del Centro de Estudios Literanos (Cellit), ha colaborado en numerosos trabajosos de entre los que destaca su obra “La industrialización de Binéfar”, publicada en 2015.

Precisamente el poder hablar con sus clientes es algo que ha aprovechado para sus estudios. “Todo el mundo tiene algo que contar, y aunque estemos en un pueblo grande nos conocemos todos”, comenta.

De hecho, su colaboración con el Cellit comenzó más o menos así. Aunque ella ya planeaba hacerse socia, el presidente Juan Rovira entró en la bodega preguntando por su padre. Como no estaba, le transmitió a Silvia su intención de hacer un trabajo acerca de las fábricas y sifones de La Litera, un ámbito ligado a la familia.

“Como vio que yo dominaba el tema me terminé encargando”, recuerda. De esta casualidad hace 11 años, pero tuvo más recorrido ya que Toño Nasarre, entonces gerente de la Asociación de Empresarios de La Litera pidió que se extendiera también a todos los sectores de la economía binefarense.

De esta manera llegó “La industrialización de Binéfar”, un profundo repaso a la historia de las industrias de la capital literana, pero también de sus gentes y modos de vida.

"Descuidada" la historia local

La aportación de Silvia a la “descuidada” historia local tiene más de montón que de grano de arena. Además de dar numerosas conferencias cada mes y escribir artículos para prensa, ahora se encuentra trabajando en las corrientes migratorias de Teruel a La Litera durante el siglo XX, trabajo que será editado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses.

Su estudio representa todo lo contrario a lo que ha hecho durante décadas la historiografía local. Para Isábal, está estudiada de forma “muy vaga”, algo que lamenta ya que “hay muchas cosas que merece la pena recuperar, y ahí estoy yo”.

Entre las posibles causas destaca que el Cellit es de muy reciente creación, ya que data de 2008. “Vamos con un poco de retraso con respecto a otras comarcas”, comenta. A ello se une la escasez de fuentes. “En Binéfar, en aras de la modernidad y el cambio se destruían fondos documentales al derruir y construir casas”, explica.

Sin embargo, la historia muchas veces depende del empeño de algunas personas de cada pueblo que quieren relatar lo que ocurre u ocurrió. En el caso de Binéfar, está claro quién ocupa este puesto.

Para incentivarlo, cada año lanzan una ayuda de investigación dotada con 1.000 euros, con la posibilidad de conseguir un accésit de 750. Los requisitos son crear un estudio novedoso relacionado con cualquier ámbito de La Litera. Se publica en la revista Littera, publicación bienal que busca suplir estas carencias y que en 2024 sacará su edición número ocho