Huesca
EN COLABORACIÓN CON MARTA GARCÍA HASTA

DÍA DE LA MEDIACIÓN

Marta García: “La mediación facilita que los conflictos lleguen a buen puerto”

Marta García Hasta, abogada y mediadora.
Marta García Hasta, abogada y mediadora.
Laura Ayerbe

El reparto de una herencia, la custodia compartida o la reclamación a morosos. Son algunos de los conflictos más comunes que se pueden dar en el ámbito familiar y comunitario y para los que la figura del mediador resulta una intervención “clave” para llegar a acuerdos. “Es una alternativa conciliadora y voluntaria para la resolución de los conflictos que pueden surgir en el día a día con una persona o grupo de personas en cualquier relación social, también en el ámbito laboral”, define la abogada y mediadora Marta García Hasta, especializada en Derecho Bancario, Inmobiliario y Familiar, el cual ejerce en Huesca y Zaragoza en su despacho especializado. Explica que esta intervención profesional se puede dar desde distintos campos (psicología, trabajo social, ingeniería...) pero en el caso de la abogacía, la mediación intenta llegar a un acuerdo extrajudicial para evitar una confrontación o litigio o bien, en el caso de que se llegue a juicio, “el proceso sea lo más fácil posible y llegue a buen puerto con un mutuo acuerdo”.

Las ventajas de acudir a esta alternativa son muchas, entre ellas la económica, pero por encima de todas la abogada destaca la personal, especialmente en conflictos familiares. “Evitas que los procesos judiciales se alarguen en el tiempo. Son situaciones sensibles y a futuro este modo de operar mejora las relaciones”, indica.

El proceso para llevar a cabo la mediación comienza con la voluntariedad de los interesados, que acuden a una primera sesión informativa donde se les comunica el proceso y las normas bajo el principio de “cooperación en el diálogo”. Le suceden otras sesiones individuales dirigidas a abordar el conflicto y establecer una escucha activa para ambas partes, desgranando la causa de la disputa para después poner en común los intereses y emociones de las personas implicadas. “En este punto a través del diálogo se encajan las diferentes opciones para llegar a acuerdos con flexibilidad hasta por fin establecer los más adecuados”, desarrolla García Hasta. Asimismo aclara que este proceso es compatible con otros asesoramientos legales y que finaliza cuando los acuerdos logran ser concretos y precisos, momento en el que se redactan en un acta final.

La empatía, la escucha activa y la neutralidad definen al mediador, quien se encarga meramente de “canalizar el conflicto y facilitar la resolución” a través de acuerdos mutuos y consensuados que son ejecutivos, “como un contrato privado”.

Derecho bancario, inmobiliario y familiar

Cada vez más personas se suman a solicitar un servicio de mediación para llevar a buen puerto sus conflictos y de una manera que “cuida” las relaciones personales.

En el ámbito bancario, donde se incluyen conflictos relativos a cláusulas abusivas, gastos de formalización de préstamos hipotecarios, ejecuciones hipotecarias o tarjetas revolving, García Hasta señala que en lugar de “mediación”, lo que se lleva a cabo es una negociación o “intermediación bancaria” porque en este caso uno de las partes implicadas se encuentra en una situación de poder y la “mediación” en todos los casos se da cuando “hay una igualdad entre las partes, porque ambas ceden”.

Sin embargo, en el sector inmobiliario la mediación tiene total cabida y adquiere un papel especialmente significante, así como en el ámbito familiar. En este terreno entran en juego conflictos tan cotidianos como ruido en viviendas, acceso a zonas comunes, instalación de terrazas o toldos, o impagos de morosos. “Son todos aquellos que se dan dentro de la propiedad horizontal, como una compraventa o la división de un bien común. “En el caso de reclamaciones a morosos, por ejemplo, se dan unas pautas y se establecen calendarios de pagos”, ilustra la abogada, quien defiende que acudir a la mediación puede hacerse “en conflicto, al fin y al cabo es una alternativa”.

Las disputas de familiares se caracterizan por ser “especialmente sensibles”. En este ámbito se incluyen divorcios y separaciones, pensión por alimentos, herencias o custodias compartidas. “En estas situaciones es fundamental que las partes tengan la mentalidad de ceder y tener disposición al diálogo”, indica la abogada, quien asegura que la mejor recompensa es “quedarse con el buen sabor de boca de haber abordado el conflicto de la forma más saludable”.