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Sara Giménez: “A las mujeres gitanas, y a todas en general, nos quedan muchas batallas”

Sara Giménez.
Sara Giménez.
Javier Navarro

Abogada, exdiputada y luchadora por naturaleza para conquistar derechos sociales, Sara Giménez (Huesca, 1977) ocupa actualmente la Dirección General de la Fundación Secretariado Gitano. De su etapa en política dice que ha sido “un honor y un privilegio” el haber estado en el Congreso de los Diputados. Ha podido aportar a la parte más social, a la del derecho antidiscriminatorio y afirma que se siente “muy orgullosa” de haber tenido una participación activa en la Ley de Igualdad de Trato o de haber incorporado el antigitanismo en el Código Penal. Ha formado parte de ese impulso y piensa seguir peleando.

Contagia su pasión por lograr una sociedad mejor, más igualitaria y justa. A esta abogada oscense que reside actualmente entre Huesca y Madrid le sigue tirando su tierra porque en el Alto Aragón se siente “en casa”. Tras su paso por la política, sigue sumando logros y avances. Acaba de ser nombrada como directora general de la Fundación Secretariado Gitano. La ex diputada, y hasta ahora presidenta de la fundación, pasa a asumir la dirección ejecutiva de la mayor entidad europea que trabaja por la inclusión y la igualdad del pueblo gitano y cuenta a los lectores de DIARIO DEL ALTOARAGÓN sus inquietudes.

¿Qué supone para usted asumir la Dirección general de la Fundación Secretariado Gitano?

—Siento ilusión y responsabilidad. Para mí es muy relevante porque después de terminar la fase política, mi proyección profesional siempre ha venido ligada a la defensa de la igualdad , de una manera muy específica con el pueblo gitano, y creo que tengo la suerte de poder liderar la organización más grande de España, de Europa, que puede aportar a esa transformación tan importante de los gitanos y las gitanas. Para mí es un orgullo.

¿Cómo fueron sus comienzos en la Fundación?

—Yo empecé en ella en Huesca en el año 2000. Comencé con el Programa de Empleo Acceder siendo orientadora laboral. Justo terminé Derecho entonces y empecé a hacer búsqueda de empleo compatibilizándolo con prácticas de abogada. Estuve con Mariano Bergua, quien me enseñó muchísimo y enseguida empecé a trabajar en la Fundación. Ese inicio en Huesca fue muy bueno, luego pasé de ser orientadora laboral a ser la coordinadora de todos los programas y luego fui pasando a la parte más de igualdad en puestos estatales de la Fundación.

Usted es una firme defensora de la igualdad, ¿qué derechos quedan por conquistas a las mujeres y en especial a las de etnia gitana?

—Creo que nos quedan muchas batallas. La que más me preocupa en estos momentos es la batalla educativa, que incide también en las mujeres. Hay unas amplias tasas de fracaso escolar. El último estudio que hemos hecho refleja que seis de cada diez niños y niñas gitanos no terminan la Educación Secundaria Obligatoria. Creo que en la defensa de la igualdad de género para cualquier mujer, y más para las gitanas, ese salto en autonomía y en igualdad de condiciones parte de tener una base formativa, una amplitud de miras y unas posibilidades laborales. Seguimos triplicando tasas de desempleo y que las mujeres sigan dedicándose más al cuidado de los hijos, a las tareas del hogar, a esos roles de género que tenemos que cambiar, también son batallas que desde la Fundación estamos asumiendo y con las que quiero continuar. Hablamos de la discriminación interseccional, múltiple, porque nos enfrentamos a múltiples barreras: por ser mujer y además ser gitana.

¿Qué recuerdos guarda del Alto Aragón?

—Yo soy muy oscense. Allá donde voy enseguida se me nota el acento y en mi etapa de diputada cuando a veces salía con mucho ímpetu me decían que me salía la rasmia aragonesa. Más de la mitad de la semana la paso en Madrid y cuando vengo aquí lo primero que tengo es la tranquilidad de estar en mi tierra, entre mis vecinos, mis amigos y amigas. Por otro lado, valoro mucho el Pirineo y aquí también tengo a mi familia. Quiero mucho a esta tierra y aquí me siento en casa.

¿Y de dónde saca usted esa fuerza para conquistar derechos?

—En mi entorno ha habido mujeres inquietas, de esas que sacaban la energía para tirar del carro. Ellas han sido un ejemplo y , sobre todo, detesto la injusticia. Cuando veo a una persona en situación de vulnerabilidad, que lo tiene peor en la vida, simplemente por la condición en la que ha nacido, eso me remueve mucho. E intento no olvidarme de muchas estrellas que he tenido a mi alrededor, de esas personas que, desde niña, me han ayudado para tirar adelante.