Huesca

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Juan José Giménez, ‘Juanín’: “Siempre he tenido facilidad para crear cosas y unir a la gente”

Promotor y defensor de la cultura gitana rompió moldes cuando en su juventud empezó a
cursar estudios de Magisterio 

Juan José Giménez, ‘Juanín’ es uno de los gitanos más conocidos en la ciudad.
Juan José Giménez, ‘Juanín’ es uno de los gitanos más conocidos en la ciudad.
D.A.

Aunque presume de su oscensismo y de ser “fato”, por casualidades de la viva y sin haber conseguido averiguar porqué su madre estaba allí, Juan José Jiménez nació en Jaca, “en la calle 18 de julio un 10 de enero (1957) con una helada como las de antes y con nieve que llegaba hasta la rodilla”, y tan gélido fue el día que dice que todavía no se ha quitado “el frío del cuerpo”.

‘Juanín’, como así le han llamado desde niño, relata sus orígenes familiares. Así, por rama materna, ‘los Cotois’ sus antepasados “ya tenían casa propia en Huesca en 1860, contaban con una señora a su cargo y un chico de Lierta que les ayudaba”, y añade que su tatarabuelo era “un tratante de caballería, muy amigo de Manuel Camo que incluso tenía un palco en la plaza de toros de General Alsina y sus hijas acudían a los festejos vestidas de manolas”. “La primera cabalgata que hubo en Huesca la patrocinó él”, agrega.

La familia de su padre los “Santa Rata” también acumula mucha historia y uno de sus antepasados “iba a las ferias con Puchamán, un conocido personaje de Loarre protagonista de muchas leyendas”.

De su infancia evoca sus muchas horas de disfrute “en el barrio de la Catedral principalmente jugando al fútbol”. Y relata que “el casco Antiguo estaba lleno de gente y de vida, por ejemplo en la calle Desengaño en todos los bajos de las casas había negocios, de todo tipo: ultramarinos, estaba Usieto el herrero, serrerías, una fontanería... no faltaba de nada”.

Primero acudió “a las escuela de gitanos que había en Las Mártires” y se recuerda “ yendo solo al colegio, cruzando por el puente de tablas, a veces con riadas, pasando por caminos de tierra y subiendo las cuestas” y más tarde continuó sus estudios en Salesianos y luego fue al instituto Ramón y Cajal.

En unos años en los que los gitanos apenas estaban escolarizados él fue pionero y comenzó los estudios de Magisterio, pero la enfermedad de su madre le hizo dejarlos parcialmente aparcados e ir más despacio de lo que tenía previsto, y finalmente por una serie de circunstancias, como sus problemas de espalda, cuando terminó no llegó a ejercer. Si bien se muestra más que convencido de que se dedicará a la docencia “en la próxima reencarnación”.

Desde muy joven tuvo muy claro que quería “promover y defender la cultura gitana” y poner en valor la historia de su pueblo, un compromiso que se ha visto plasmado a lo largo de los años en su participación en distintas asociaciones.

“En 1979 nació Kamelamos, que fue de las pioneras en España y se buscaba recordar la historia de la Huesca gitana”, él fue uno de los promotores y también ayudó a romper barreras con “la incorporación de dos mujeres en la junta”.

Desde ese momento aprendió “lo difícil que resulta luchar contra lo administrativo y lo injusto que es no poder resolver algunas situaciones de extrema necesidad como la falta de escuelas o el chabolismo”. Y también fue consciente “de la discriminación, como la que se sufre a la hora de alquilar pisos, que muchas veces en cuanto oyen los apellidos gitanos empiezan a poner trabas”.

Y pese a este recuerdo aciagos, muestra su satisfacción por lo que se logró. “Se consiguió algo muy importante, que fue concienciarlos y enseñarles a poder reivindicar su identidad y defender su cultura”.

Más tarde llegó la Fundación Jara, un proyecto de ayuda a la drogodependencia. “Eran los 80 había mucha gente enganchada al caballo, sus familias estaban desesperadas y se puso en marcha este sitio”, y apostilla, “durante una década la asociación hizo mucho bien”.

También fue artífice de la puesta en marcha de la Asociación Flamenca La Gloria, “que fue la responsable de organizar la Primavera Flamenca”, un programa cultural que a día de hoy se sigue celebrando cada año.

Ha habido más iniciativas, y en todas ellas, tras ayudar para que echaran a rodar, después ha dado un paso atrás dejando a otros el testigo, pero siempre con buen sabor de boca por la labor realizada. Y es que, dice  haber tenido “facilidad para crear cosas y unir a la gente”.

Juanín es un reconocido investigador que ha pasado muchas horas buceando en los libros para recabar sus orígenes familiares y la historia de su pueblo, un trabajo que ha quedado plasmado en distintas publicaciones. “El problema de los gitanos es que su cultura es oral, y de una generación a otra se pierde. Por norma el gitano como mucho sabe de sus abuelos”, por ello, continúa, “cuando te metes en un archivo tienes que empezar a bucear, desgranar datos poco a poco y recopilar información”.

Es firme defensor de que “en las escuelas se hable de la cultura gitana” y tal mismo tiempo de nuestro folklore, “que también debería conocerse más”, y desde hace más de un año integrante del Grupo Santa Cecilia”.