Huesca

OJO AVIZOR

‘La pasión’, casi 80 años de una obra que equilibra tradición y vanguardia

La función se ha convertido en un símbolo de la Semana Santa oscense y ha pasado de
contar con 18 personas en su elenco hasta acercarse a las 200

La pasión ha pasado de tener escenarios de papel a poco a poco ir incluyendo escenarios corpóreos.
La pasión ha pasado de tener escenarios de papel a poco a poco ir incluyendo escenarios corpóreos.
S. E.

DESDE el año 1947 hasta ahora, los Salesianos han ido poco a poco moldeando uno de los símbolos más importantes de Huesca en Semana Santa: La pasión. Este sábado han vuelto a las tablas de su teatro. La función continúa este domingo y los dos siguientes fines de semana en los que amigos, primos, hermanos e incluso familias enteras representarán esta obra reconocible, pero con novedades que se han ido adaptando al signo de los tiempos.

“Desde hace unos 20 años se busca realizar la obra de una manera más espectacular para atraer público de fuera, que no solamente sea de Huesca”, cuenta Txiki Ferrer, quien es uno de los directores de escena, además de que en la obra interpreta a Pilatos. Relata que todos los cambios que se han realizado van orientados a darle una mayor espectacularidad y atraer al público “que no tiene por que ser creyente. Simplemente porque le gusta el espectáculo”.

Ferrer lleva saliendo desde que tenía ocho años. Uno de los recuerdos que se le vienen a la cabeza es el de Manolo Martínez, quien llevó la dirección de la obra hasta el año 1999.

En La pasión, ha hecho de mensajero, del criado que limpiaba las manos a Pilatos, de ciego y ahora de Pilatos, personaje que compagina con su labor en la dirección. “Hasta hace unos 15 años era una persona sola quien dirigía toda la obra. Ese ha sido el principal cambio”, argumenta. Y es que actualmente, son una decena de personas las que se encargan de varias funciones y se coordinan entre ellas.

En la obra participan personas de todas las edades con diferentes años de experiencia.
En la obra participan personas de todas las edades con diferentes años de experiencia.
S. E.

Precisamente, en la labor de vestuario y maquillaje se encuentra María Cabrero, que además hace de Virgen María. Explica que para elaborar los trajes una de las cosas que hacen es ver las películas que hay sobre este tema.

“En el cine hay muchas cosas y, además, por medio de las ideas que vamos teniendo confeccionamos los trajes”, afirma. Todos los años hay alguna novedad y este en particular se han centrado en la figura del nuevo Jesús. “Diseñamos la idea, pensamos en la figura del actor, su forma de actuar y, a partir de ahí decidimos”, señala, Cabrero.

En el elenco participan casi doscientas personas de todas las edades y existen casos como el de Javier Oliván que lleva participando en ella desde el año 1970. “Mi primer recuerdo es de hacer de figurante en el cuadro en el que Jesús entra en Jerusalén. El director que nos dirigía, Manuel Carranza, nos juntaba a un grupo de críos y nos hacía jugar a las tabas”, explica.

En La pasión, ha sido Lázaro, Fariseo y ahora Caifás. “Creo que hasta aquí he llegado: no creo que me ofrezcan ni creo que represente a nadie más”, considera.

Dentro de La pasión también está su hermano y, aunque sus hijos participaron en ella no supo “inculcarles la vena de actor”. Y es que como él afirma es algo muy común. Hijos, hermanos, primos e incluso familias enteras suelen participar. “He conocido a más de una. De hecho, actualmente se están dando esos casos. Creo que a través del APA se está haciendo una buena labor para que se animen”, señala.

Oliván comparte el papel de Caifás con Alfonso Bielsa, que lleva participando en la obra desde el año 1985 de manera interrumpida. El primer recuerdo que se le viene a la memoria cuando piensa en La pasión es la mirada de Mariano Aguareles. “Recuerdo la flagelación y la crucifixión. Eso de niño te impactaba mucho”, explica.

Los textos bíblicos se mantienen desde  su origen en 1947, sin apenas cambios.
Los textos bíblicos se mantienen desde su origen en 1947, sin apenas cambios.
S. E.

Bielsa dice que la gente que ve La pasión se suele quedar impactada, sobre todo, quien hace años que no ha ido a verla porque ha habido un cambio muy radical. “Los decorados son otros. El papel ha desaparecido y ahora se apuesta por un diseño más corpóreo”, dice. Como en muchos casos, su hija también es partícipe y para él es lo normal porque considera la obra como una “cadena que cada día se hace más larga”.

Además de los veteranos, en el elenco también se encuentran personas que, aunque con menos trayectoria, llevan ya toda una vida participando en la obra. “Empecé de muy pequeña con cuatro años. Me acuerdo de estar ensayando el cuadro El milagro del pajarito”, cuenta Miriam Murillo. Luego haría de Judit, de la criada que limpia las manos de Pilatos, y ahora está haciendo de aguadora de los romanos en el cuadro de las Negaciones de Pedro.

Caso similar es el de Diego Laliena, quien ya forma parte de La Pasión desde hace 14 años. Ha hecho de niño, de sirviente de Herodes, de lisiado, y de romano cuando ha hecho falta, de ambos crucificados y ahora del apóstol Juan.

“He sido multipapel (se ríe)”, afirma. Laliena viene de una familia de mucha tradición. Su padre hizo de San Juan y su abuelo Daniel Laliena fue Jesucristo. Para él, es de esos momentos que esperas siempre. “El año está dividido en diferentes acontecimientos y La pasión es uno de ellos. Me encanta tanto actuar como los ensayos previos”, dice.

Medios técnicos

La pasión ha mejorado los medios técnicos y luminotécnicos. Jesús Arcas, quien se encarga de la parte de técnica de la obra, recuerda ver hace unos años una mesa de luces que “era como casi como medio de teatro”. “Luego la cosa mejoró y ahora hemos vuelto a hacer una inversión a medio plazo para facilitar el trabajo”, afirma.

Los medios técnicos permiten ver cuadros tan espectaculares.
Los medios técnicos permiten ver cuadros tan espectaculares.
S. E.

Arcas estuvo colaborando las primeras veces en la tramoya alta, bajando decorados, subiéndolos. “Todavía estando en el colegio ya hacíamos decorados y estábamos un grupo de tres personas trabajando en la tramoya alta, pasamos a La pasión, que era la cosa más importante del teatro y un privilegio. Era lo máximo”, considera.

Los tiempos han cambiado y los medios técnicos han facilitado la agilidad. “Antes se trabajaba con decorado de papel y ahora optamos por el decorado físico, más moderno, pero sin dejar los orígenes”, cuenta. Al igual que sus compañeros, Arcas tiene el mismo sentimiento en relación con el futuro de la obra. “Nunca nos alejaremos de nuestros orígenes, pero estas mejoras están orientadas a que pueda venir una persona que no tenga que ser religiosa”, finaliza.

Nuevos retos

Desde ese comienzo en 1947 en el que dieciocho personas componían el elenco hasta la actualidad en el que son casi 200, han pasado muchos años de evolución, una palabra que se repite en las conversaciones y que de alguna manera va ligada con La pasión.

“A mi gustaría que siguiera hacia adelante, adaptándose a los tiempos. Que se siguiera profundizando en la parte artística, y que en el futuro venga gente que tenga ganas y nuevas ideas para que seamos capaces de mantenerlo de manera más profesionalizada”, señala Ferrer.

A Cabrero, por su parte, le gustaría tener más apoyo desde las organizaciones oficiales y que se reconociera el trabajo que están realizando. “Al final somos voluntarios y hacemos las cosas porque nos gusta y para que salgan adelante”, argumenta.

Por otra parte, Laliena opina: “Por el contexto, La pasión no tiene muchos papeles protagonistas de mujeres, pero nos gustaría que eso cambiase. Partiendo de la base, por qué no hacer nuestras propias reinterpretaciones”.