Huesca

¿quién soy?

Víctor Villacampa, orgulloso del legado familiar

Disfruta tras el mostrador de La Confianza, ama el oficio y el haberlo aprendido de sus padres

Víctor Villacampa, un joven risueño y divertido y en la actualidad, en La Confianza, la tienda familiar.
Víctor Villacampa, un joven risueño y divertido y en la actualidad, en La Confianza, la tienda familiar.
S. E.

Gran parte de la vida de Víctor Villacampa ha discurrido en la conocida plaza del Mercado (cuyo verdadero nombre es López Allué) y la tienda familiar, el establecimiento más emblemático y antiguo de la capital oscense.

De su infancia evoca las tardes en La Confianza “haciendo los deberes, jugando, aprendiendo y ayudando mucho a los papis y al abuelo”, y es que dice “casi nací en estos mostradores”. Su familia residía en un piso encima del comercio y en ambos espacios transcurrieron esos primeros años.

Tiene “algún flash” acompañando a su abuelo “al mercado que se encontraba en el centro de la plaza y entrando a los servicios que había abajo”.

De este escenario tan especial en el centro de la ciudad, también recuerda “la bancada de cemento que había alrededor de la plaza, los coches circulando, la farola central, los mercadillos de los lunes, y los jueves”, y “por supuesto -continúa- esos partidos de fútbol, los juegos de ladrones y ministros a los que sumábamos todos los del barrio”.

Y en el caso del escondite, menciona que iba “por las calles adyacentes Villahermosa o Vidania. Por todos los sitios, llegando hasta la Correría”, y es que, añora, “los chavales teníamos un radio de acción bastante más grande, eso actualmente es casi imposible”. “Tampoco había maquinetas, era otra forma de divertirse, con una pelota en el mejor de los casos o un pañuelo para jugar a marro, así pasábamos el tiempo”, concluye.

Indica que por aquel entonces La Confianza “era un establecimiento como tantos otros que había en Huesca, que desgraciadamente tuvieron que ir cerrando sus puertas”, si bien, agrega que el comercio familiar “ha resistido por la belleza que tiene en sí mismo”.

Lamenta, que al estar habituado al local, su olfato no ha logrado “retener los olores característicos”, algo que envidia de las muchas personas que al acceder al interior siempre comentan el olor que les impregna.

Víctor apenas pasó una etapa de 3 años fuera de Huesca, “estudiando Arte Dramático”, y después volvió y poco a poco se dejó llevar por la inercia de la tienda, algo que “no había contemplado de pequeño”, pero que aceptó aún a sabiendas “de los sacrificios que conlleva”. Fue “aprendiendo a amar el oficio”, algo a lo que contribuyeron sus padres, que fueron quienes le enseñaron.

Además de los artículos de toda la vida, “el bacalao sigue siendo el producto estrella”, y ahora se vende “mucho chocolate”, aunque, “va por temporadas”. Se muestra satisfecho de conservar “clientela de toda la vida” pero reconoce que “el 85% de los compradores son gente que viene de fuera”.

Muestra su orgullo “de los muchos halagos que recibe La Confianza”, aunque a veces no oculta se llegan a sentir “abrumados”, siempre reciben “con los brazos abiertos” a quienes se acercan al establecimiento. Además, a lo largo de estos años, ha podido conocer a todo tipo de famosos, “escritores, políticos, actores...” que no han perdido la oportunidad de acudir al comercio en su visita a Huesca. Entre ellos cita a Arguiñano con quien han establecido “una relación de amistad”.