Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Palabras del año

Para la Fundéu (Fundación del Español Urgente) la palabra del año 2018 ha sido "microplástico". Puede decir misa esta Fundación, pero nadie en la calle, en la casa o en el bar pronuncia esa palabra. Otras palabras candidatas, todavía menos oídas, han sido "descarbonizar" e "hibridar". Sí se ha oído "micromachismo", una cuarta candidata. Si se ha elegido microplástico para llamar la atención sobre este problema en ríos y mares, nada que objetar. Distintas palabras pronunciadas a lo largo del año pueden destacarse. A los jóvenes se les ha oído mucho decir "guay", a los medios de comunicación "presunto", a los jugadores de fútbol "bueno". Dice algún estudio que el español medio no utiliza más allá de 1.000 palabras, el más culto unas 5.000. Pocas, en cualquiera de los casos, teniendo en cuenta que son unas 100.000 las palabras que componen nuestro idioma. El empobrecimiento del lenguaje se debe a varios factores, entre ellos escasos niveles de lectura e influencia en los medios de comunicación de profesionales con poca dotación lingüística. Por otro lado, ¿hablamos a velocidad adecuada para hacernos entender Eso en el caso de que pronunciemos con claridad las palabras y que nos dejen hablar sin interrumpirnos, porque es frecuente que hablen dos o tres a la vez en cualquier reunión familiar o de amigos. Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra constató que la velocidad óptima del habla se encuentra entre las 170 y las 190 palabras por minuto. Cuando a alguien le preguntamos "¿me entiendes?" tendríamos que preguntarle "¿me explico?", que es de buena educación. Si hablamos claro, exponemos las ideas con precisión y a la velocidad conveniente, además de ser breves, a la fuerza nos entenderán, a no ser que el que nos escucha no atienda por desinterés o aburrimiento. Si hablamos regular, escribimos peor. Nos sobran anglicismos, emoticonos y supresión de letras, entre otros vicios. Por añadidura, las faltas de ortografía son muy frecuentes. De ellas no son ajenos universitarios y profesores. Las faltas ortográficas fueron uno de los motivos de que el 9,6% de las plazas de profesor de secundaria quedaran desiertas en las oposiciones del pasado mes de julio en Madrid. La causa se achaca a las redes sociales y a la falta de lectura y escritura.