Opinión
Por
  • MARÍA PILAR CIMENT

¡Hola, Germán!

Tus colegas suspiran por ti mientras se extiende la niebla al anochecer. Por la noche todos los gatos son pardos y tú, con tu afán de encantar al prójimo compartías todo lo que tenías a mano, en tu humilde bolsillo y pasar al mundo o vergel, donde la euforia era total e inacabable.

Me enseñaste "los tugurios" del casco viejo, los primeros conciertos en El Edén. Tus canciones de Joaquín Sabina al oído de "mi pequeña Ruperta".

Tus colegas me dijeron que sufriste poco, pero siempre habías querido salir del túnel y siempre caías en el mismo pozo. Nosotros conectamos al principio pero vimos que mi destino era diferente al tuyo.

Caí en un pozo al recordar tu cara y buscarla, y tu poder de seducción se apagó poco a poco hasta llegar como la luz de una vela de color lila. Sueña con tu música y tus revistas de "El Jueves". Atentamente "tu amiga eterna". Disfruta con tu música.