Opinión
Por
  • ENRIQUE SERBETO

La carretera de las estadísticas

La carretera de las estadísticas
La carretera de las estadísticas

Parece que fue el escritor escocés Andre Lang quien dejó dicho que las estadísticas "se suelen usar para lo mismo que emplean los borrachos las farolas, más para apoyarse que para iluminarse". Viene a cuento de la que ha publicado Hacienda sobre la media de declaración en los distintos municipios españoles. Todos los periódicos se han lanzado a señalar cual es el más rico o, mejor dicho, aquel en el que viven los que declaran mayores ingresos, que resulta ser La Moraleja, y aquel cuyos habitantes declaran una menor renta que es un barrio de la ciudad alicantina de Elche. Automáticamente me ha venido a la cabeza cuánto pagan los habitantes de las mansiones de La Moraleja por pasar una semana en Alicante de vez en cuando. Es lo mismo que le pasa a la familia de Fernando Jarne, cuya historia se contaba ayer en las páginas del Diario del Altoaragón, que ha elegido irse a vivir a una casa en Esplús en vez de en un quinto piso en Huesca capital y está encantado de la vida. No he mirado las estadísticas correspondientes a Ceuta, pero estoy seguro de que no deben ser muy boyantes si se comparan con las de La Moraleja.

Pues bien, cuando yo vivía en Marruecos, viniendo de Rabat, la modesta Ceuta me parecía lo más de lo más, un sitio ordenado, limpio y donde todo funciona relativamente bien, en fin, una ciudad de lo más agradable. Pero a otros sí que parece que les importa la posición en esta clasificación de la renta. Se podría comparar Galapagar, por citar un municipio que ha ganado relevancia en las noticias desde que se instaló allí en una casa con piscina el líder de Podemos, Pablo Iglesias, con Vallecas, el barrio en el que dijo que quería seguir viviendo por coherencia política.

En el fondo, esta estadística se podría ver con los mismos ojos que lo mira Hacienda: donde más ricos hay es donde más se recauda, es decir, que para el Estado es mejor negocio que haya muchos ricos en un municipio, aunque su función primaria es precisamente la contraria, gastar y asistir a los que tienen menos con lo que pagan los que más tienen. Salvo que este año parece que al Gobierno le van a salir mal las estadísticas, porque ha perpetrado unos presupuestos en los que se propone sacar dinero de los proyectos que están esperando los municipios modestos, para dárselo a algunos donde viven algunos de los que más tienen, que no están en La Moraleja sino en Barcelona (y alguno que yo me sé en Waterloo).

Resulta que los proyectos como la mejora de la carretera para subir a Benasque pueden esperar porque hay que agradar a los que se han pasado la Constitución por el sitio que ya se imaginan y que quieren ponernos una frontera en Pont de Suert. El mundo al revés. Habría que explicarles a unos y otros que, en el fondo, son muchos los catalanes que vienen a esquiar a Cerler y que ellos también disfrutarían de esta carretera si se hicieran las mejoras que necesita urgentemente.

Normalmente, se dice que estas cosas no las ven en Madrid y que por eso carecen de sensibilidad. Pero, aunque no lo crean, resulta que el que sí que viene a veces a esquiar al Valle de Benasque es nada menos que Pedro Sánchez. A mí me parece imposible que no se haya dado cuenta de que la carretera necesita un repaso. Bueno, igual no porque ya se sabe que él prefiere viajar en helicóptero.