Opinión
Por
  • MAR RAMOS NAVARRO

Inadecuado uso del dinero público

Los ciudadanos, de cuando en cuando, se ven sorprendidos por el inadecuado uso del dinero público.

Siempre se ha dado por sobreentendido que las personas responsables de administrar el dinero de todos están obligadas a hacerlo con más rigor, transparencia y austeridad que si fuera suyo.

Por eso, el enfado y cabreo del personal alcanza límites insospechados cuando salen a la luz noticias de que algunos cargos políticos lo han despilfarrado a manos llenas y con tics de nuevos ricos, tal como si este dinero "sagrado" cayera del cielo en forma de maná interminable.

Por tanto, tiene que quedar más claro que la sopa de un asilo que, gastar el dinero de los mayores, dependientes y enfermos, con compras compulsivas innecesarias y -frecuentemente- con fines inconfesables e incluso ilícitos, es una auténtica canallada e injusticia.

Y es que como los efectos son demoledores para la economía en general -¡ojo! con mucha más virulencia sobre los más débiles- es preciso y urgente que los tribunales de Justicia juzguen a estos presuntos delincuentes haciendo caer todo el peso de la ley.