Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Devolver la Travesía Central al debate

De forma incomprensible, Aragón tiene la costumbre de arrinconar en el baúl de sus vergüenzas algunas de las aspiraciones más trascendentales para su futuro, en el preciso instante en el que se cruzan obstáculos, sean éstos o no insalvables. Quizás sea comodidad, quizás supervivencia frente a las frustraciones. En todo caso, una actitud muy poco edificante, nada ejemplar para las jóvenes generaciones que tienen motivos de sobra para creer en la reciedumbre del carácter de nuestra tierra. En 2010, consecuencia de las presiones de la comunidad vecina que incomprensiblemente la apreció excluyente respecto al Corredor Mediterráneo, la Travesía Central del Pirineo descendió en el escalón de la consideración europea de prioritaria dentro del Eje 16 a básica… Y desde entonces, tan sólo las organizaciones empresariales han sostenido la antorcha de una pretensión que no es sólo aragonesa, que no es exclusivamente emocional ni identitaria y de la que no debiera prescindir el conjunto de España, como no sería bueno que lo hicieran Portugal o –externamente a los organismos comunitarios- Marruecos.

La que fue una brillantísima concepción del añorado ingeniero Juan José Arenas que vio la luz en un Extra Laurentino hace cuatro décadas tiene que ser objeto de presión bien entendida ante las próximas elecciones autonómicas y municipales. Hay que recuperar su calificación prioritaria, por su potencial vertebrador e impulsor de la economía y la sociedad aragonesa y de toda España, por la racionalidad que reclaman justamente las empresas, por sus cualidades logísticas y porque la geopolítica así lo exige, siendo como son todas las comunidades por las que transcurre profundamente leales al edificio en permanente construcción que es España.