Opinión
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  • COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE HUESCA

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Jesús de Nazaret reunió un grupo de personas, hombre y mujeres, para trabajar en su misión. Le seguían, vivían como él, estaban cerca de él. Fueron practicando un modelo enteramente original y distinto de vivir: el modelo de comunidad que se basa en el compartir y en el servicio a los demás como actitud fundamental.

No trataban de asegurar "la salvación para la otra vida" sino de hacerlo realidad en su estado presente. Los valores sociales de la época, de cualquier época, son tratar de acumular riqueza, poder y prestigio. Trataban, y se trata, de ser felices sustituyendo el proyecto humano de poseer por el de compartir.

En Comunidades Cristianas Populares de Huesca intentamos transitar por ese camino y transmitir que hay que estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, ponerse en el lugar del otro, fomentar la austeridad como base indispensable para compartir y mantenernos cercanas y cercanos en actitud de escucha y acompañamiento.

También manifestamos en nuestras reflexiones cómo hay sistemas sociales, religiosos y políticos que no prescinden de fomentar y satisfacer apetencias de poder, de prestigio y de dinero. Sistemas que conducen a resolver individualmente la forma de vivir, a la competitividad, a la represión de la libertad y al enfrentamiento entre personas.

Estaremos siempre en contra de tales sistemas y denunciaremos actitudes de los líderes que no trabajen por el proyecto de compartir frente al ansia de poder, que no dispongan de sus talentos en actitud de servicio frente a la pasión por el poder y que frente al deseo de prestigio no opten por la limpieza de corazón que nos lleva a nosotras y a nosotros a discurrir por el programa de la vida y acción que representan las bienaventuranzas.