Opinión
Por
  • DIEGO SÁNCHEZ BOLSA

La sobriedad

La sobriedad es definida por la RAE como el valor que nos enseña -entre otras cosas- a una perfecta administración de nuestros recursos.

Se hace difícil hablar de ella en una época como la nuestra, caracterizada por el afán desmesurado de acumular bienes de todo género que satisfagan nuestros deseos.

Tal virtud nos ayuda a darle a las cosas su justo valor y a manejar adecuadamente nuestros apetitos, gustos y preferencias, estableciendo un límite entre lo razonable y lo inmoderado.

Ser sobrio, pues, contribuye a vencer el problema tan de moda de tener "lo más novedoso y lo más caro" que tanto cunde en nuestra sociedad globalizada y que con la ayuda de la publicidad nos transmite una idea falsa de felicidad cultivando nuestra vanidad y también nuestro ego.

Y es que, si controlamos mejor nuestros impulsos y no siendo negación ni privación, una persona sobria logra poner ¡ojo¡ en todo momento, la voluntad por encima de las cosas y caprichos, dominándolos para no vivir bajo su dependencia.