Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Azafatas altas

Se ha denunciado que las azafatas del Mobile World Congress cobran distinto salario en función de su estatura, un hecho que ya se denunció el año pasado: 10 euros la hora para una azafata que mida más de 1,75 con la categoría de azafata de imagen, 6 o 7 euros la hora si se mide menos, como azafata normal. La empresa que las contrata niega que se pague de distinta manera por la estatura, sino por las categorías laborales. Una de las contratadas contó que fuera está la azafata que no parece modelo y mide menos, dentro las guapas, altas y delgadas. Lo cierto es que quien contrata pone las normas, pero hay decisiones que parecen y son injustas, discriminatorias, machistas, incluso humillantes. Necesidad de dar una imagen lo más agradable posible aparte, existen estudios cuya conclusión es que las personas altas son más productivas y tienen mejores sueldos. La Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos ve la solución en que se mejore la talla de las futuras generaciones con una nutrición adecuada en los primeros 1.000 días de vida. ¿Pero no tienen derecho las personas bajas de encontrar un empleo en lo que más les apetezca La generación actual es más alta que la generación anterior, pero no todo el mundo mide más de 1,75 metros. Que eso suponga una traba a la hora de buscar empleo es algo que no debería suceder. Si para algunas cosas es una ventaja ser alto, para otras es un inconveniente. Los más altos han de preocuparse por el resultado de un estudio de la Universidad de California (EE.UU.) según el cual las personas más altas pueden ser más propensas al cáncer, pues su organismo cuenta con más células, lo que incrementa el riesgo potencial de desarrollar uno. No todo han de ser ventajas para los altos. El Ejército y los cuerpos de seguridad, conscientes de la discriminación de la estatura exigida entre hombres y mujeres, la han rebajado a 155 centímetros para ellas y a 160 centímetros para ellos. Según el último estudio al respecto de la OCDE, en España la media de las mujeres es de 163 centímetros, la de los hombres 174 centímetros. Hay muchas clases de discriminación salarial y la de la estatura es real. Según el estudio de un economista de nombre Nicola Persico, por cada tres centímetros extra de estatura, un trabajador gana un 1,8 % más. De esta discriminación por altura, que ninguna empresa quiere reconocer, se dice que es sutil e inconsciente.