Opinión
Por
  • ENRIQUE SERVETO

No hay comida gratis

Hay un dicho francés que viene a expresar que no hay comida gratis, que aunque le digan a uno que en tal acto no hay que pagarla, no es gratis porque pese a que no te pidan dinero a ti, eso lo ha pagado alguien. Aunque sea el agricultor con su esfuerzo. Lo recuerdo porque en estos últimos tiempos y aunque el presidente del Gobierno dice que es doctor "cum laude" en economía, está decidido a tirar de las cuentas del Estado como si fuera un bufet de esos restaurantes que ofrecen toda la comida que te quepa por el mismo precio. El Gobierno no pudo aprobar su proyecto de presupuestos y es una realidad que es lo que le obligó a convocar elecciones. A mí me parece poco decoroso (por ser educado) que se aproveche cada uno de los consejos de ministros que le quedan al doctor Sánchez antes de las elecciones para poner en marcha por decreto cosas que estaban en esos presupuestos que no fueron aprobados. Además de ser una deshonestidad desde el punto de vista político, es claramente una manipulación de la legalidad que pesará mucho si cunde el ejemplo y otros gobiernos hacen lo mismo en el futuro y se saltan la discusión parlamentaria cuando no les gusta lo que van a escuchar. Además, puesto que está haciendo campaña ¿qué le habría costado transformar esos decretos en promesas electorales y preguntarles directamente a los votantes si les parece bien tanto dispendio, para que le den –o no- una mayoría suficiente en lar urnas Pero lo más grave es volver a insistir en gastar lo que no se tiene prometiendo lo que no se dice quién pagará. ¿De dónde sale el dinero para costear todas las promesas del doctor Sánchez Pues de lo que pagamos en impuestos, es decir, de nuestro bolsillo. Ningún Gobierno nos está dando nada ni la maravillosa sanidad pública que tenemos es gratis, todo lo pagamos los españoles con nuestro trabajo y nuestros ahorros. Cuando la Comisión Europea insiste en exigir a los Gobiernos limitar el déficit, está señalando el camino correcto para mantener de forma juiciosa este equilibrio en las relaciones entre los ciudadanos y sus instituciones. Cuando un Gobierno gasta más de lo que ingresa, lo que hace es endeudarse. Y como es un Estado y los Estados por definición siempre pagan, encontrará quien le preste dinero. Pero, aunque sea poco, siempre se lo dan con interés. Este año, la cuenta de las pensiones y la Seguridad Social se ha cerrado con un agujero de 18.000 millones, que es la diferencia entre lo que se ha desembolsado en prestaciones y lo que se ha recaudado en cotizaciones. ¿Quién va a pagar ese agujero Pues el Estado. ¿De dónde sacará el dinero el Estado Pues de los impuestos o de la deuda. Y la formidable deuda que hemos acumulado después de una década de crisis nos cuesta ya cada año unos 36.000 millones solo en intereses. ¿Con este panorama es razonable seguir aumentando el gasto público, las promesas y los proyectos de nuevas prestaciones Yo diría que no, que no es justo que les dejemos a nuestros hijos y nietos esta hipoteca sin fin. ¿No sería más sensato empezar a reducir la deuda lo antes posible y aprovechar el ahorro en costes financieros para mejorar poco a poco esas políticas sociales El problema es que eso tardaría al menos otra década y solo puede hacerlo un gobierno que se atreva a decirles la verdad a los ciudadanos en lugar de endulzarles las orejas con promesas electorales que salen siempre de la cabeza de quienes saben que no tendrán que pagarlas con su dinero sino con el de todos.