Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Paco Lasierra, el rondador rondado

Fue ayer Paco Lasierra el rondador rondado. Además, en su pueblo, en Pallaruelo de Monegros. Exactamente en la misma forma en la que tantas y tantas veces ha "invadido las intimidades" de vecinos de muchos pueblos de la provincia que han reclamado sus buenos oficios para alegrar las fiestas, para extremar las bondades de los residentes y de los visitantes, para agasajar en acontecimientos especiales, para elevar con la personalización del nombre de cada uno el ánimo y las virtudes con esa expresión tan reconfortante de crear una letra específica para el destinatario.

Sí que hubo alguna diferencia. En plenitud vital -los tributos saben así mucho mejor-, ha sido homenajeado con una gran fiesta -una de las cualidades que entona el folclore- y con la dedicatoria de una calle en su localidad. Al "Chato", como cariñosamente se le conoce, le corresponde un agradecimiento del mundo de la jota, del ámbito folclórico y, como tal, de la cultura. Justo es, que no generoso, reconocer su contribución a la identidad de este territorio, rico en tradiciones, prolijo en las manifestaciones provenientes de nuestros ancestros y, empero, cicatero en demasía en abrir la mano y la boca para ofrecer testimonio de la grandeza de sus gentes.

Paco Lasierra recogió el testigo de Joaquín Campodarve, lo portó por todo el Alto Aragón con sus Aires Monegrinos y tantos y tantos amigos como Antonio Torres que ayer estuvo en el recuerdo, y ha conseguido la continuidad con Javier Badules. Todos, grandes en esfuerzo, fructíferos en ingenio, prestos a exprimir su talento, abnegados y felices en el empeño admirable de divertir y de hacer sentir bien a los interlocutores. Un auténtico servicio a la comunidad que la comunidad aplaude. Un grande de Huesca al que humilde y prosaicamente rondamos desde esta tribuna.

Diario del AltoAragón