El "basta ya" del Huesca

Se ha instalado un auténtico cuerpo de élite entre los opinadores del fútbol patrio que apenas ceden la opción de expresar críticas al videoasistente arbitral conocido como VAR. Si se hace, la atribución de ignorancia es inmediata. Este sistema fue concebido con el objetivo de acabar con las injusticias que los errores humanos pueden generar con sus correspondientes perjuicios, susceptibles de ser tan graves como el hecho de vulnerar la competición con los daños que acarrea. La tecnología al servicio de la precisión y del rigor ha dejado paso, en su irrupción esta primera temporada, a un grado de conflictividad incluso superior a la que padecíamos previamente. Es natural, porque no en vano cuando se ofrecen unas expectativas desmesuradas e incumplidas el resultado es la frustración.

En la confusión, como en el transcurso de la historia, los clubes humildes llevan las de perder. No es que las máquinas operen caprichosamente, sino que la interpretación sigue quedando al albur de las personas, con la particularidad de que los colegiados de campo están asistidos por compañeros de su mismo estamento, todos sometidos a la humanidad proclive a los fallos, sin entrar en presuntas intenciones o debilidades. Probablemente, en una evolución, el perfil de los profesionales de Las Rozas haya de ser más analítico e independiente para evitar suspicacias.

El "basta ya" del Huesca es comprensible en un club que no se ha conducido con un carácter plañidero. Lo ha hecho en defensa de una afición que no rebla pero no acepta las zancadillas de la arbitrariedad. Y lo hace por la responsabilidad con un territorio que disfruta de una oportunidad única de reivindicarse, de crecer, de manifestar su personalidad y de exprimir los frutos de su hospitalidad. Por dignidad, reclamamos claridad y justicia.