Las inauguraciones de empresas o de nuevas instalaciones se impregnan de una atmósfera positiva, favorable, esperanzadora. No en vano, representan el fruto de una apuesta decidida por la creación de riqueza y empleo en el territorio, y obviamente por el progreso de las propias compañías, no sólo legítimo sino fundamentalmente necesario para que las posibilidades de reinversión no se vean comprometidas.

En el caso de Hierros Huesca, del Grupo Hierros Alfonso, el ambiente rezumaba incluso una mayor satisfacción, porque al hito que representa para una empresa familiar de más de medio siglo de trayectoria seguir sumando no sólo generaciones en la gestión sino crecimiento en instalaciones y expansión cualitativa a través de la innovación y la logística se agrega la reciente concesión del galardón como una de las mejores de España y la mejor de Aragón en su categoría para trabajar. Significa que su liderazgo está pegado a los equipos, a los que alientan y estimulan para la creatividad, sus trabajadores se sienten concernidos en los objetivos y la línea establecidos coralmente, la sensación de orgullo se contagia, la igualdad de género se aplica con fluidez, el código de conducta no admite la discriminación, se consagra la diversidad, se articulan mecanismos para la flexibilidad en el desempeño y en la conciliación y, además, se habilitan mejoras sociales.

Manifestaban ayer sus rectores que, en un sector tan complejo como el del equipamiento de la construcción, aprender de las dificultades ha contribuido a optimizar no sólo los resultados, sino fundamentalmente los procesos y las personas, una combinación eficiente con la que encarar el futuro con la certeza de que su carácter resiliente empuja sin límites hacia la mejora. Una gran empresa para trabajar y crecer.