Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Las bodas de plata de la casa de la ciencia "Pedro Pascual"

El Centro de Ciencias Pedro Pascual en Benasque celebra sus bodas de plata con un balance extraordinario como la casa en la que los científicos -incluidos los siete Premios Nobel que se han alojado en estas instalaciones pirenaicas- se sienten cómodos para intercambiar conocimientos y experiencias que fructificarán finalmente en los descubrimientos que tanto anhelan quienes se dedican a esta admirable labor en las distintas facetas del saber. La iniciativa del físico barcelonés hoy añorado, un auténtico amante del valle en el que descansó durante muchos años, ha concitado la presencia de grandes investigadores para reuniones o aprovechamiento de sus servicios, cada vez más importantes. El año pasado se registraron doce mil pernoctaciones y acudieron en torno a mil intelectuales.

El vértigo está conduciendo a una extraña tentación en la que nos sumergen las ansias de conseguir resultados en la vida práctica aunque no se asienten sobre bases sólidas. La conjugación de la fórmula I+D+i no admite atajos, porque, en la investigación, las prisas son las consejeras más nefastas. La innovación, como define la Fundación Cotec, ha de ser el cambio amparado en el conocimiento –no sólo tecnológico- que aporta un valor –no exclusivamente económico-. La ciencia es el basamento sólido de las mejoras que disfruta la sociedad y cada uno de los individuos que la integran. Es, además, la profesión de personas admirables, desprendidas, dispuestas a unos plazos que no parecen de este mundo porque la paciencia y la minuciosidad son dos virtudes imprescindibles para que sus afanes engendren los réditos. La ciencia demanda inversión empezando por las personas, pero, además, edificar estructuras como el Centro Pedro Pascual representa garantías para un planeta mejor, más sostenible.