Opinión
Por
  • ASUN SÁNCHEZ RAMOS

Importante función pública

Los políticos del amplio espectro parlamentario mantienen con la ciudadanía -entre otros- el compromiso de la verdad y de la honradez, el sano ejercicio de la autocrítica pública, el pedir perdón cuando sea necesario, el asumir responsabilidades, y el dimitir sin traumas cuando sea menester.

No obstante, más de uno opina -no sin razón- que también resulta importante en la actualidad, el que tengan un convencimiento firme y una claridad de ideas de los objetivos a seguir y, en caso de circunstancias adversas, que sean capaces de saber resistir y sobreponerse a los contratiempos hasta el punto de salir fortalecido por estos.

Lejos de ser pacientes e inmovilistas así como de resignarse ante todo aquello negativo que les pueda venir encima, como aguantar estoicamente los rapapolvos y/o castigos de los críticos políticos, de soportar la opinión pública desfavorable o, de digerir el último fracaso electoral sufrido, bien deberían de saber encajar deportivamente dichos golpes, al igual que hace un experimentado boxeador profesional en pleno combate.

Y es que, en el fondo, dichos avatares o vicisitudes no son más que una mínima parte de esa enorme responsabilidad que conlleva el desarrollo de la importante función pública.