Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Tierra, agua, aire y fuego en Guara

RosaViñuales, Josefina Cortés, Paco Lacau, Montse González y Laura Ventura fueron nombres propios ayer en Sommos, la bodega que simboliza, junto al resto de la Denominación de Origen, la transformación del territorio. Ayer, los protagonistas eran los cinco presidentes que se han sucedido desde aquel junio de 1993, y quisieron simbolizar la trayectoria de la Asociación de Empresarios de la Sierra de Guara con los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire y fuego. La simbología del acontecimiento de ayer suma al homenaje el quinto, el del éter, incorporado a los componentes físicos como "la quintaesencia" en la visión de Aristóteles, que consideraba que aquellos eran terrenales y corruptibles, pero para las estrellas sólo podían estar conformadas por algo celestial. Tal, efectivamente, ha sido la atmósfera que ha acompañado los desvelos y los desempeños de una organización propulsada por el entusiasmo y vertebrada por la pasión por el territorio.

Convenció Steve Jobs a John Sculley, entonces duro ejecutivo de Pepsi, con el dilema entre vender toda la vida bebida azucarada o contribuir a cambiar el mundo. Los empresarios, en una perfecta sintonía con los afortunados -y afanosos- residentes en un entorno a la par complejo y maravilloso, han sido grandes protagonistas en la transformación del universo de Guara, un destino concebido por sus características para un disfrute tan diverso como es su rica fisonomía, desde las emociones más excitantes a la contemplación relajante, con el común denominador de una fascinación que nunca termina y que ha seducido a visitantes imantados por su singularidad y provenientes de muchos países del mundo. En el origen, fueron una treintena. Hoy, 112. A la tierra, el agua, el aire y el fuego les liga la pasión, que no tiene límites.