Opinión
Por
  • JOSÉ RAMÓN VILLOBAS SESÉ

Menos agua

20 de marzo: pronostican los expertos que la primavera de este año será más cálida y seca de lo normal.

17 de marzo: san Patricio, Patrón de Irlanda. Escucho un servicio religioso, a través de la BBC, desde Irlanda del Norte, que aborda tangencialmente el tema del agua.

Está escrito que la Tercera Guerra Mundial se originará por la carestía del agua.

En el presente artículo refiero la difícil accesibilidad que experimentan desde décadas muchos países para proveerse del oro blanco, que no cuenta a menudo con garantías de salubridad. De ahí las diarreas y otras enfermedades. En España mismo, "las pasas" de gastroenteritis son cada vez más asiduas debido a la deficiente potabilidad. Antaño no había necesidad de clorar el agua.

En el servicio religioso antes citado participó Peter Chambers, medalla de plata en los JJ.OO. de Londres 2012 y de oro en los Campeonatos Europeos, ambas medallas en la modalidad de remo. Un atleta maridado con el agua, al igual que el marino con el mar. Relató su vivencia de haber ido un verano a Uganda con una ONG cristiana, cuyo objetivo era la mejora del bienestar de aquellas gentes desheredadas. Le tocó actuar en una aldea de chozas de paja, donde los habitantes debían subir una sierra a diario para conseguir el agua de un lago retenido entre las crestas. El tiempo utilizado a este respecto por dos niñas de 11 y 13 años de una familia, era de 45 minutos en el ascenso; en la bajada no se decía, pero hay que contar que volvían cargadas con sendos cubos llenos. A esas edades, ¿no debían estar escolarizadas las muchachitas No sueñes. Peter las sustituyó el tiempo que pasó en la aldea. Su tiempo marcaría otro récord: Guadapero de Champions.

Esta anécdota me recordó un cuento indio, un tanto similar. Ya se sabe que la India es la cuna de todos los cuentos tradicionales, o casi.

Una adolescente servía en una casa rica, pero sin agua. No sería, pues, tan rica. La mansión estaba situada en las proximidades de un bosque y su primer trabajo en cuanto se levantaba la muchacha era coger dos vasijas de barro para llenarlas de agua en un riachuelo distante unos veinte minutos. Una de las vasijas, sin embargo, estaba escantillada y perdía agua. Tan solo llegaba a casa la mitad de lo que había llenado la muchacha. La vasija, muy sensible, lloraba e imploraba a la joven: "Rómpeme del todo. Ya no sirvo para nada". La joven le replicaba: "Sí, vales. Mira a la derecha de la senda por la que regresas a casa. Hay una hilera de flores preciosas. Yo dejé caer las semillas y tú las regabas".

La moraleja patente de este relato es que debemos aceptar y alegrar al minusválido. Pero yo añado lo elemental: ricos de pandereta, arreglad la vasija o cambiadla. Hay que evitar las fugas de agua, los waterleaks. Si la cisterna del inodoro destila un hilo de agua, repárala. No mantengas el grifo abierto mientras te enjabonas en la ducha o te lavas los dientes en el lavabo. Libérate de tu neura de lavarte las manos a cada cosa que tocas. Y a la autoridad que vigile a conciencia todas las conducciones de agua.

Cada gota de agua es un beso a la vida, no dejes que se pierda sin provecho. Termino sollozando porque el agua de lluvia no me quiere tanto. Me visita de ciento a viento y me besa de resbalón.