Opinión
Por
  • JESÚS MARTÍNEZ MADRID

Hablar y presentar a la Iglesia real

Han sido varias las personas que, en los últimos días, me han expresado una especie de lamento, mezcla de deseo, que se sustancia en la siguiente afirmación: la centralidad de la cuestión de la pederastia y la Iglesia debe pasar ya a un segundo plano. Hay que romper de alguna forma la tendencia a la espiral del silencio de otros temas que está provocando este fenómeno mundial.

Ese tema no puede seguir ocupando toda la información de forma recurrente. La Iglesia es más grande, la Iglesia es más rica, la Iglesia es más elocuente y significativa para el mundo que lo que se haga con la pederastia. Y aclaro que hay que hacer todo lo humana y sobrenaturalmente posible para desterrarla.

Esto no quiere decir que no haya que seguir trabajando, tomando medidas, superando las asignaturas pendientes, también en España.

Pero lo único que quiere expresar este estado de opinión es que hay que hacer un notable esfuerzo, ahora, a partir de ahora, por presentar el rostro más fiel de la Iglesia, por ofrecer una imagen y una actividad centrada en el Evangelio.

Es decir, hablar y presentar a la Iglesia real, del presente y no tanto del pasado.